Hola Cata…………Jajajajaja.
Perdón, no he podido
reprimir la risa, disculpa, pero es que lo que me cuentas es muy fuerte, en
fin.
Yo por mi lado poco que
contar, mensajes y más mensaje que entran en mi buzón de correo, pero ninguno
de ellos me llama la atención.
Bueno, hubo uno que si lo
hizo.
La chica que lo envió se
llama Karen y ponía lo siguiente:
“Hola Javi. Qué tal
estás???
Alguna vez has hecho el
amor en un ascensor???”.
Si eso ponía (dicho con
cara de idiota).
El mensaje seguía diciendo:
“Perdona si te parezco un
poco descarada, pero es que me encantan los ascensores”.
Si eso ponía (dicho con
cara de idiota)
El mensaje seguía diciendo:
“Si te gustan los
ascensores tanto como a mi, no dejes de escribirme”.
Si eso ponía (dicho con
cara de idiota).
Y tuve la misma cara de
imbécil durante todo el rato que lo estuve leyendo, así que, no se me ocurrió
otra cosa, que contestar lo siguiente:
“Que si me gustan los
ascensores????
Solo hay una cosa que me
gusta más que los ascensores y son las mujeres a quienes les gustan los
ascensores”.
Si, ya ves, la volví a
liar.
Al día siguiente recibí un
segundo mensaje de Karen:
“Me encantas!!!
Mañana a las 10 de la
noche, te espero en el edificio Kubatas,
ese que hay en el centro de Madrid.
No me falles eh?”
A las 10 de la noche y como
un clavo, estaba yo en la puerta del edificio ese y haciéndome una y otra vez
la misma pregunta: “A ver, que yo tengo vértigo y este edificio de 120 plantas
tiene los ascensores por fuera de la fachada y encima son de cristal. Que según
los estoy viendo, me da la sensación, que yo no lo voy a pasar bien. Que mira
como van de rápido, pero por qué motivo estoy aquí?”.
Antes de poder responder a
mi pregunta, se acercó a mi una mujer preciosa, vestida con un traje de noche
que parecía que le iba a estallar, y que me preguntó: “Tu eres Javi verdad?”
“Si, soy yo” dije (dicho
con cara de idiota).
“Hola, soy Karen” dijo
ella. “Y vamos a subir a ese ascensor de ahí”.
Mi estómago empezó a
revolverse y eso que todavía estábamos a pie de calle.
“Oye Karen” dije yo, “Y
esto mismo que pretendes que hagamos en ese ascensor y que por otro lado me
encanta (mentira), no lo podríamos hacer en un hotel?”
“Jajajajaja” rió Karen. “No
es lo mismo hombre, tu ya lo sabes, así que vamos”.
Los hechos a partir de
aquel momento, se sucedieron de esta manera:
Entrada al edificio: Me entran sudores fríos.
Espera en el vestíbulo al
ascensor: siento como la temperatura de mi cuerpo alcanza los 40 grados.
El ascensor llega: Mis
piernas no me sostienen.
Karen pulsa el botón de la
planta 120: Noto como por mi cuerpo recorre una sensación de ahogo.
Planta 1: Miro por la
cristalera y deseo estar en mi casa.
Planta 10: Karen empieza a
bajarse el vestido por la parte de los hombros.
Planta 20: Karen tiene el vestido en la cintura.
Planta 30: Karen me mira y
me dice que estoy pálido.
Planta 40: Karen me ve en
el suelo y me dice qué que me pasa.
Planta 50: A Karen se le
cae el vestido al intentar levantarme.
Planta 60: Karen me dice
que tengo lo ojos en blanco y que se está asustando.
Planta 70: Karen intenta
componerse el vestido con la mano derecha, mientras llama al Samur con su mano
izquierda.
Planta 80: Karen llora.
Planta 90: Yo también
lloro, pero es porque he recobrado el sentido y estoy viendo a la gente ahí
abajo que parecen hormigas.
Planta 100: Karen consigue
levantarme y yo la miro fijamente a los ojos.
Planta 110: Karen me mira a
los ojos y esboza una sonrisa.
Planta 120: Vomito encima
de Karen.
Una vez que el ascensor se
para, abre sus puertas y me caigo de espaldas al pasillo.
Abro los ojos y estoy en
urgencias, tumbado en una camilla y diciendo: “Alguien ha visto a Karen?”
Mira Cata, lo dejo, yo lo
dejo, no sigo más.
CONTINUARÁ………………
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