martes, 7 de octubre de 2014

Capitulo 5 - El Pretendiente motorista (Malena)

MENSAJE DE PABLO:

Hola Catalina, me llamo Pablo, he visto tu perfil me ha parecido muy interesante. Mira, sinceramente, yo no soy de Internet ni relaciones virtuales, así que voy a ir al grano, me gustaría quedar contigo para conocerte. Si quieres referencias, soy Informático, tengo 37 años y vivo sólo con mi perro que es pequeño y no muerde. Soy un tipo bastante cariñoso y entregado, además estoy deseando encontrar a alguien con quien compartir buenos momentos y tener una bonita historia de amor. Si deseas preguntarme algo más antes de quedar,  estoy a tu disposición. Te dejo mi teléfono para seguir en contacto. XXXXXXXXX. Un saludo muy cordial. Pablo.

Catalina estaba anonadada y sólo se la ocurrió pensar “¡Madre mía, qué educación tiene este muchacho, cómo se nota que ha estudiado! Voy a contestarle por el móvil, pero no ahora, esta vez va a tener que esperar, je,je”.

El muchacho sólo tuvo que esperar 45 minutos, pues Catalina no pudo resistirse a enviarle un mensaje pasado este corto período de tiempo, su ansia por conocerle era demasiado, en su mensaje, como siempre…., no se reflejaba el más mínimo interés:

 “Hola Pablo, soy Catalina, encantada de conocerte, para mí es un placer grandísimo, estoy deseando que me digas día y hora para poder encontrarnos, verte y conocer todo sobre ti, así que estoy a tu disposición cuando a ti te venga bien, soy la persona que buscas, estoy segurísima. Quedo ansiosa a la espera de tu mensaje”.

Pablo no fue tan rápido como ella, pues no contestó hasta la mañana siguiente, durante todo este tiempo, Catalina estuvo a punto de enviarle como 10 mensajes más, reclamándole respuesta inmediata, menos mal que su amiga Ana se ha había quedado en su casa y no la dejó cometer semejante atrocidad.

El caso es que al día siguiente, ya sábado, Catalina recibió el siguiente mensaje:

“Buenos días Catalina, si te viene bien, podemos encontrarnos esta tarde a las 17 horas en el Café Gallego de la Calle San Juan 12, te agradecería vinieras con pantalones cómodos, tengo una sorpresa para ti, un cordial saludo y que tengas una mañana estupenda. Pablo”.
A Catalina se la cayó el móvil dos o tres veces, no atinaba con nada de los nervios que tenía. Inmediatamente abrió el armario y sacó todos los pantalones que tenía, se fue probando uno por uno hasta dar con los negros que más ajustaban su figura y encima elásticos, para no tener problema de estrecheces ni incomodidades.

Ese día no se atrevió a comer por si se ponía un gramo más en su cintura, caderas o piernas, quería estar perfecta para su presunto pretendiente…

Como en la otra ocasión, llegó, esta vez con 45 minutos de antelación, pero al no haber ningún otro bar cerca, se tuvo que quedar disimulando en el escaparate de la tienda de enfrente, dio 4 ó 5 vueltas a la manzana, hasta que sobre las 16,50 horas,  oyó de de repente un tremendo ruido de motor, parecía como de moto y al darse la vuelta pudo ver aparecer a Pablo, sí, por la foto era él, ya había parado y se estaba quitando el casco, subido en una enorme moto. Cuando bajó de la misma, agradeció que la primera impresión fuera verle sentado pues tenía que mirar muy para arriba para llegar hasta el final de aquel larguísimo cuerpo. Pablo medía al menos 1,95 metros de altura.

Se acercó a ella con un casco más pequeño en la mano y soltó así de golpe: “Hola nena, eres Cata ¿no? Te subes y te llevo a dar un garbeo?” Cata no se atrevió ni a decir que no, de todas maneras hasta que su contestación llegara hasta los oídos de este gigante ya se vería con el casco puesto y subida en la también enorme moto. Ella jamás había montado en un trasto de esos, de hecho la daba pánico hasta el Tío vivo, con que una moto, ya ni contar. En cuestión de dos minutos notó como que se iba a tomar por saco su pudor y prudencia y se agarró  a Pablo como si fuera una lapa, de hecho no sabe ni a qué parte o partes del cuerpo llegó a sujetarse, ya tenía bastante con rezar para que aquello pasara pronto, pues la temblaban piernas brazos, cabeza, pestañas, cejas incluso pelo, a pesar de llevarlo comprimido en aquel casco que debía ser del hermano pequeño de Pablo, pues se lo había metido a presión, ya veríamos cómo se lo iba a sacar luego.

Cuando llegaron a su destino, mareo es poco, Cata no sentía ni piernas ni brazos y andaba totalmente descompensada, ella misma se recordaba a la Amparito, una del pueblo de su madre que tenía una pierna mucho más corta que otra, ¡vaya tela con la motito! Pablo parecía un hombre agradable aunque algo brusco, eso estaba acorde a su enorme cuerpo. Al ver que Cata no conseguía sacarse el casco, empezó a tirar de él y le faltó muy poco para arrancarla la cabeza, cuando consiguió desprenderse de ese artilugio y se miró en el cristal de un escaparate, Cata comprobó que parecía una gótica, con todo el rímel corrido y los pelos como el cantante del grupo The Cure, vamos que estaba hecha un cromo.

Entraron en un restaurante bastante elegante, pero ella fue directamente al cuarto de baño, primero porque estaba en línea recta y  había un pasillo donde agarrarse a las dos paredes, llevaba tal mareo que no era capaz de andar sola, además se la habían taponado los oídos y estaba como desorientada, más que de montar en moto parecía que se acababa de bajar de la montaña rusa más grande del mundo.

Por fin en el baño, se alivió con agua y se repaso un poco el maquillaje, y cuando salió del baño parecía ya una señorita, hasta Pablo se lo comentó, “estás estupenda, Cata” Ella sin mucho entusiasmo, se sentó frente a él y por fin empezaron a hablar para conocerse. Pablo era totalmente egocéntrico, sólo hablaba de él y no mostraba el más mínimo interés en conocer detalle alguno de Catalina, con lo cual la tortura de la moto, el caso y todo lo que había “sufrido” para llegar a ese finústico restaurante y conocer a su pretendiente, no merecía la pena en absoluto.

A la hora de pedir la comida, ya fue el colmo, pues Pablo no la dejó ni opinar, como era vegetariano, según dijo, pidió todo verde y ya con eso la remató, pues Catalina no podía ni ver ese color.

Llegó un momento en que ella ya no podía soportar más presión, entre la moto, el casco, el egocéntrico y la verdura, se estaba poniendo de los nervios y además aquel individuo no paraba de hablar y de manifestar lo estupendo que era en todos los sentidos, no tenía un solo defecto,  todo lo hacía bien y su vida era perfecta. Catalina empezó a sentir nauseas de semejante individuo y llegado un momento dado, en el que su vida peligraba porque estaba a punto de estallarle la cabeza, dejó de lado su prudencia y educación y de repente,  se puso en pie con postura en jarras y soltó el siguiente discurso:

“¡Mira hermoso y lo digo por el tamaño que tienes,  me estás pegando el día porque a mí no me gustan las motos ni mucho menos que me pongan un casco de la cabeza de Blas, el de Epi, que me ha dejado el pelo como si me lo hubiera chupado una vaca, además me importa tres pitos que seas tan estupendis y que no te huela ni la caca porque yo soy de los seres más imperfectos que existe y me huele fatal, me tiro un montón de pedos, porque padezco de gases y además mis pies son pestilentes en verano! ¿te da asco? Pues es lo que hay, majete, ¡además no soporto la verdura, te deja cara acelga y donde este un filetaco de kilo con todas sus patatas fritas y hasta con un buen chorizo, que se quite esa lechuga que parece de plastelina!  No me gustas ni tú, ni tu moto, ni tu casco, ni tu restaurante, ni tu vida perfecta y además, te voy a decir por último una grosería, ¿sabes cuál es la ley del alto?  Que seguro que la tienes muy pequeña,  pues eso, que me voy y que te den por donde amargan los pepinos!

Dicho esto y ante la atónita mirada de Pablo y del resto de comensales que había en el restaurante, Catalina se dio media vuelta y se fue.



Ahora sí tenía claro lo que debía hacer antes de volver a quedar con nadie….

2 comentarios:

  1. Egocéntrico es una palabra apropiada. Muy bien escrito con palabras medidas y bien empleadas....muy bueno seguir así....no serán experiencias?....jajaja

    ResponderEliminar
  2. Hola Mike.

    Gracias por tu comentario, la verdad es que Malena es una crack escribiendo y espero que vuelva a sorprenderte en el futuro.

    Javi.

    ResponderEliminar