INTRODUCCIÓN
Hacía ya 5 meses que lo habían dejado y
Catalina empezaba asimilar que cuando Ismael la comentaba que menudos melones
tenía la frutera, no se refería a la fruta propiamente dicha, sino a los
enormes pechos de aquella mujer, que le llegaron a encandilar hasta el punto de
perderse en ellos y olvidarse de que Catalina era su novia desde que tenían 15
años.
Y es que hay que ver, cómo había cambiado
Laurita, la frutera, que de pequeña era no fea, sino desagradable de ver, pues
entre el bigote y los granos no se le distinguía facción ninguna en la cara,
además de ser nadadora (nada por delante, nada por detrás). El afortunado golpe
de suerte que tuvo su padre con la lotería, transformó a esta criatura en una
Barbie y es que para Hilario, su padre, era muy importante la imagen en el
negocio familiar.
Bueno, volviendo a Catalina, la novia
dejada…., sus amigas la aconsejaban que se fuera buscando otro novio, ya que
con su edad, 30 años, se la estaba pasando el arroz y no podía permitirse el
lujo de andar mareando la perdiz.
Así que un buen día Catalina se echó la
manta en la cabeza y se metió en una página de contactos que la recomendaron,
para buscar hombre que la consolara de su desdichado fracaso sentimental.
Ya sólo el nombre de la página prometía….,
“te busco a ti” y Catalina no se podía ni imaginar todo lo que le iba a
acontecer a partir de ese momento pues la pobre inocente no conocía otra
manivela que la de su querido capullo ex novio Ismael.
Catalina empleo más de dos horas en
rellenar los datos de su perfil y eso que sólo eran 6 sencillas preguntas, pero
ella escribía y borraba continuamente buscando la respuesta que más pudiera
agradar a quien lo leyera, a pesar de su inocencia, era una chica lista y
quería sorprender al personal, además se había prometido a sí misma ligarse a
un tío impresionante para pasearle por delante de su ex y de la Bombi, que era
el mote que le había puesto a la tetona, la frutera de los melones.
Para hacerse la foto, llamó a su amiga del
alma Ana, que con la mayor paciencia del mundo, después de hacer 25 pruebas,
consiguió que se decidiera por una foto adecuada para tan maravilloso perfil.
Catalina era mona, más bien atractiva pero no era un pivón, aunque se sacaba
buen partido con una buena minifalda y los pechos embutidos en un mini sujetado
al que encima le había añadido un calcetín en cada uno para hacer relleno.
Vamos que casi la de los melones no era nadie a su lado.
Con tan logrado perfil, Catalina enseguida
empezó a recibir mensajes de más de un admirador, algunos de ellos sorprendentes
y poco comprensibles para ella, como por ejemplo “¿cómo tienes la fresa?” ese
la jorobó bastante porque la fruta la recordaba a la de los melones que le
había quitado a su churri. La verdad es que poco acostumbrada a hacer vida
social en el medio virtual, observaba que los hombres tenían gran interés por
la gastronomía, cosa que ella desconocía pues Ismael no sabía ni freírse un
huevo, aunque ella de saberlo, le habría achicharrado los dos. Y digo esto
porque además de el de la fresa, otros
se interesaban por la almeja, el mejillón e incluso las peras, para Catalina,
desde su inocencia, todo esto era sorprendente.
Después de muchos mensajes poco
interesantes, por fin llego el esperado.
“Hola, me llamo Andrés, me ha gustado
mucho tu perfil y me encantaría conocerte, te dejo mi teléfono por si quieres
que contactemos y nos veamos en persona. Con todo mi agrado, te envío un
saludo. Andrés”
Catalina no cabía en sí misma, sólo una
semana en la página y ya la había contactado el “hombre de su vida” y encima con tan bonito nombre “Andrés” Y un
bombón de hombre, según se mostraba en la foto. Así que no tardó ni dos
segundos en enviarle un mensaje: “Hola Andrés, soy Catalina, si quieres podemos
veros esta tarde a la hora que te venga bien”
Estaba tan emocionada que no se dio ni cuenta de lo que estaba
transmitiendo a su pretendiente con tanto interés, “desesperación….”
A pesar de todo, Andrés la contestó
exactamente a los dos minutos “Hola Catalina, te espero hoy a las 7 de la tarde
en el Bar Pablo’s de la Calle Maura 5. Besitos. Andrés”
El mensaje casi la produce diarrea, ¡la
había mandado besitos!!!! A partir de ese momento, no levantó cabeza en todo el
día y no daba pie con bola en el trabajo, hasta su jefe tuvo que llamarla la
atención más de una vez por su reiterado despiste en la atención con los
clientes y es que no he mencionado que Catalina trabajaba de recepcionista en
una Agencia de Seguros, en horario de 9 a 16,00 horas.
Catalina dedicó más de una hora en
acicalarse. Se puso un vestido marcando su fina figura y unos tacones que la
habían dejado de “pabernos matao” aunque no sabía cómo iba a manejar semejante
calzado pues no estaba acostumbrada a semejante altura.
Bueno, por fin llegó el gran momento,
aunque habían quedado a las 19, a 18,30 Catalina ya se había metido en el bar
de enfrente y se había sentado pegada a la ventana para ver llegar a Andrés a
lo lejos y hacerse una idea, antes de acudir a la cita. Ella no se había dado
cuenta de que Andrés se encontraba dos mesas más atrás haciendo exactamente lo
mismo que ella, pero no para hacerse a la idea sino para salir corriendo en
caso de fraude, pues era bien sabido que muchos perfiles no se correspondían
con la foto expuesta….
El caso es que los dos coincidieron en la
puerta, “casualidades de la vida….” Y en el encontronazo y al verse las caras,
en Andrés se produjo una sonrisa, mientras que Catalina parecía un tomate
maduro, de lo colorada que se puso.
“¿Eres Catalina? “ preguntó Andrés con
gesto de entusiasmo “la misma” dijo
Catalina con voz temblorosa y añadió “es que no he controlado bien el tiempo
porque no conozco la zona, entonces como el bar parecía que estaba cerrado, me
he metido en este y me he sentado un poco a descansar pues he venido andando
desde el metro que queda un poco retirado y es que no sabía si se podría
aparcar por aquí y como tengo un coche grande no me he atrevido, pero bueno,
luego he visto sitios y he pensado que podría habérmelo traído y hubiera
llegado más tarde….” Con los nervios,
Catalina no era consciente de la enorme charla innecesaria que le estaba
pegando a Andrés sobre algo que a él no le interesaba ni lo más mínimo, pero
ella se quedó muy a gusto con su explicación.
Tras las precipitadas y extendidas
presentaciones, entraron en el bar donde se habían citado y en el cual, al
parecer ya conocían a Andrés, pues la camarera le guiñó un ojo sonriéndole.
Catalina en su todavía inocencia, entendió con ello que dicha señorita era
cómplice de la supuesta ansiada cita de Andrés con Catalina, “le tengo en el
bote, seguro” pensó la muchacha.
Después de pedir unas bebidas, Andrés se
apresuró a comentar “Bueno, Catalina,
¿me cuentas cosas sobre tí?” Catalina vio el cielo abierto ante tan
general pregunta que la daba opción a extenderse todo lo que ella quisiera y
poder demostrar a su macho la acertada elección de su perfil y esta fue su
resumida contestación.
“Bueno Andrés, ante todo decirte que has
tenido suerte en coincidir conmigo, pues soy nueva en la página, llevo sólo una
semana. Soy una chica estupenda, trabajadora, buena, entregada, limpia, hago
buenas comidas y siempre estoy dispuesta a agradar con todo lo que me piden, de
hecho mi jefe está encantado de cómo le hago los trabajos y nunca pido nada a
cambio, yo con agradar me conformo, además vivo sola y no tengo responsabilidades
a mi cargo, mi casa siempre está abierta a todo el mundo que quiera disfrutar
de mi compañía y todo lo que tengo lo ofrezco, soy muy generosa con lo mío,
mira, el otro día vino el vecino a pedirme un par de patatas y le dejé con la
comida hecha y dos peras en las manos, la mujer estaba encantada de lo contento
que llegó el hombre a su casa y vino a darme las gracias. Pues eso es lo que
hay, Andrés, una mujer de los pies a la cabeza, de las que no vas a encontrar
fácilmente…”
El pobre chico no daba crédito a sus oídos
su cara parecía la de un mimo de tantos gestos que iba haciendo según escuchaba
a Catalina con su explicación.
Al cabo de una hora, estaban los dos en
casa de Catalina y ella le había preparado un gazpacho y una tortilla de patata
mientras que él intentaba sortear la situación para llevársela a la cama, pero
lamentablemente Catalina no estaba por la labor y al primer intento de
Andrés, el muchacho se llevó tal bofetón
que le salió tortilla hasta por la nariz.
Catalina disculpó su actitud comentando
“Andrés yo no me acuesto con un hombre hasta que no se me declara formalmente y
conoce a mi familia ¿quién te has creído que soy?”
Andrés tenía los ojos como platos, pues no
comprendía nada, después de la charla que le había metido aquella extraña mujer
sobre la comida, las peras y el vecino satisfecho, pero al final comprendió que
había malinterpretado sus palabras.
Ahora su difícil labor era salir corriendo
de esa casa cuanto antes y librarse de aquella estrecha mujer que no le iba a
dar lo que él en realidad buscaba, así que con la excusa de que le habían
avisado por mensaje de que su madre estaba enferma, desapareció de allí en un
periquete.
A pesar de todo Catalina se quedó
encantada y llamó a todas sus amigas para contarlas que le tenía en el bote y
que había intentado besarla.
Lamentablemente, no volvió a tener
noticias de Andrés, a pesar de que le envió alrededor de 15 mensajes
preguntándole por su madre. Finalmente, un día se acercó al bar donde se habían
citado y cuando preguntó a la camarera que aparentemente le conocía, ella
contestó que no le había vuelto a ver desde el último polvo que habían echado
en la parte de atrás del bar.
Este fue el primer palo que Catalina se
llevó en la búsqueda de su nuevo novio, pero aún la quedaría más.
Continuará……
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