jueves, 30 de abril de 2015

Capítulo 67 - Frasier


En esta noche de sosiego, me ha venido a la mente una divertida serie de televisión que se titulaba “Frasier”.

Era una serie muy divertida en la que dos hermanos, uno muy estirado y el otro más tonto que el “asa un cubo”……………….bueno a lo que vamos. En uno de los capítulos se le aparecen a Frasier (el estirado), todas sus amigas y ex novias y eso me ha recordado a todas las amigas y ex novias que compartieron algún instante en mi búsqueda de pareja. 

Ahora ya y con más calma, me doy cuenta que esto de buscar pareja no es nada fácil, pues a veces te encuentras con chicas, que no sabes si están contigo porque le gustas, o solo porque necesitan ayuda, física o mental.

Me explico.

Estos fueron los tipos de amigas y algunas incluso algo más, que me encontré por el camino:

La culo inquieto. Esta es la que se cree que eres transportista y queda contigo solo para cuando tiene que hacer mudanza o tiene que ir a comprar sofás. Pero eso sí, siempre te dice que a ver si algún día quedáis para ir a tomar algo. Yo tuve una amiga así y aún (dos años después) estoy esperando a tomar ese café que me prometió y eso que le hice cuatro mudanzas.

La si Buana. Ella piensa que eres un “porteador” y solo te llama para tenerte toda la tarde de compras y cargar con sus ropitas y zapatitos. Íbamos tanto al centro comercial de su barrio, que a mi me invistieron hijo predilecto de ese centro comercial.

La abandonada. Solo te necesita cuando está triste o el novio la ha dejado. Te cuenta lo malo que es ese tío y te dice que ya no merece la pena vivir y que qué hará ella ahora……..Dos semanas, si dos, me tiré al teléfono escuchando este tipo de cosas, para que luego ella volviese con su novio y encima el novio se enfadase conmigo por hablar tanto con su chica.

La entusiasta. Te da mil soluciones para tus problemas con las chicas. Pero hija mía, si no quiero que me des soluciones, lo que quiero es salir contigo!!!!.

La madre. Esta es la que cree que eres su hijo pequeño y está continuamente diciendo lo que tienes que hacer. Yo tuve una novia así y le tenía que pedir permiso hasta para ir a trabajar. La tuve que dejar, pues un día se me olvidó decírselo y me castigó de rodillas y contra la pared y con treinta años ya no se tienen las rodillas para esas cosas.

La sargento. Esta no se ríe aunque le cuentes el mejor chiste del mundo y encima siempre te llama marica por cualquier cosa que te propone hacer y tu dices que no. Claro, es que propone cosas como tirarse en paracaídas y bajar un río bravo en canoa y eso va a ser que a mí no me va.

La negativa. Esta tiene por costumbre verlo todo mal, negro y peligroso, aunque le estés invitando a tomar una cerveza en una terraza de verano. Yo tuve una amiga así y cada vez que quedaba con ella, me marchaba a casa con un llanto desolador y tres cajas de Clinex menos.

La fiestera. Te puedes estar toda la noche con ella de pub en pub, bebiendo como si el mundo se fuese a terminar esa misma noche y después de haberte hecho más kilómetros que un peón caminero, para al final quedarte dormido en un sillón más borracho que una cuba.

La tiquismiquis. Si te acercas a ella, te dice que ni se te ocurra, pues le vas a arrugar el vestido que lleva, que además es de Armani.

La supersana. Si intentas cogerla de la mano, te dice que le vas a pasar todos los gérmenes que hay en el mundo y que además no quiere estar contigo porque no comes sano, ni haces deporte, ni meditas, ni llevas mascarilla para la contaminación, ni……….

La hippie. Lleva rastas hasta en el…….ombligo, de hecho yo tuve una novia hippie que tenía rastas en ombligo, axilas e ingles. La hippie suele usar vestidos de colores, llevar babuchas en los pies y en las comisuras de los labios y siempre te habla como si estuviera diciendo algo gracioso, aunque te esté contando que el perro se ha caído desde la terraza a la calle.

La Punki. Es como la hippie, pero en vez de llevar rastas lleva “piercings”, y aunque de igual manera los lleva en ombligo, axilas e ingles, en esta hay una diferencia notable, pues mientras la hippie tiene cara de superfeliz, la punki siempre tiene cara de Dogo Alemán. Yo tuve una amiga así y le presenté a la hippie que no se entera de nada. A día de hoy son magníficas amigas, pues la una ladra y la otra ríe.

La pija. Habla siempre seseando, viste a la última moda y te dice que si tuvieras mucho dinero sería tuya. A una amiga mía muy pija le dije, que si algún día quisiera estar conmigo, que eso sería tan bonito, que para mi el mar sería siempre el  “osea no”.

La normal. Es una chica, pues eso, normal y siempre te dice que no entiende a la gente que no es normal y que no está contigo porque no eres normal y que no se depila las cejas porque quiere ser normal y no una Barbie desnaturalizada; y que tampoco se depila los sobacos porque es antinatural y que no………………bueno el resto no lo oí, porque yo ya estaba en mi casa.

La tímida. Al principio es una chica que gusta, pues su timidez es candorosa, pero tres meses después, lo que te apetece es tirarla por un barranco, a ver si despierta, o se da cuenta que tiene 50 años!!!!!!

La pudorosa. Yo tuve una novia así, y un día le dije: “Magdalena guapa, déjame que te quite el sujetador”. Ella y sintiéndose muy ofendida me dijo: “ Pero tu qué te crees????, que a la primera de cambio te voy a dejar yo hacer eso???”. A lo que yo contesté: “Magdalena, mi amor, llevamos quince años de novios”.

La ligera de cascos (o eso parece). Se te insinúa continuamente con sus risitas, con sus bobaditas, con sus comentarios agradables hacía tu persona y te dice que si no tuviese novio te hacía un hombre y cosas así. Y cuando le dices que si algún día la deja el novio que se acuerde de ti, entonces te pone mala cara y se aparta como si tuvieras lepra.

La todo en uno. Yo tuve una novia así y es un compendio de todas las anteriores. No hace falta decir que después de conocerla, quise hacerme gay.

Buscar pareja es difícil si, lo es.

domingo, 26 de abril de 2015

Capítulo 66 - ¡Menuda despedida...!

Hola Javi, vaya lío que te hiciste con la declaración…, ¡anda que la liaste parda, ja,ja,ja!

Hablando de declaraciones te contaré para que flipes, ¿a que no sabes quién se casa…? Mi ex y la de los melones, como te lo estoy diciendo, con tanto pepino, tanto pimiento y tanto calabacín, al final se le lleva al huerto, sí, hijo sí, así que el otro día la Laurita (Piña colada) preparó una despedida de soltera, que ni te cuento, bueno, sí te voy a contar porque fue de traca…

Resulta que como el padre de Laurita tiene pasta, la preparó a la niña una despedida de soltera en Madrid, con restaurante, discoteca, hotel y dos sorpresitas que ya verás, porque trajeron lo suyo…

Como la gente en el pueblo es muy envidiosa, Laurita sólo tiene dos amigas, “la Merche y la Susi”, que además son las dos cotillas del pueblo, pero la pobre inocente con el contrapeso que la hacen los melones se la baja el cerebro y no se entera de lo malas y arpías que son, así que las invitó a la despedida. Como es muy supersticiosa y no le gustan los números impares, me invitó también a mí para que fuéramos cuatro, yo como todo era pagado pensé “¿Y por qué no pegarme una fiestecita a costa de la frutera? Ya que me quitó al novio y encima se lo va a quedar, pues me lo cobro, je,je.

Quedamos en la puerta del Hotel el sábado a las 5 de la tarde. El padre de Piña Colada, al que yo le llamo “papá rábano”, tenía todo organizado para la ocasión. Cuando llegué ya estaban allí la frutera y las dos piezas de museo, es decir, las amiguitas, parecían “Los Angeles de Charlie” en versión cutre.

Laurita llevaba un vestido color rojo tomate lleno de volantes que la dejaba lucir sus asquerosamente preciosas piernas y casi los cachetes del culo, pues no es que fuera corto, es que parecía que se lo había caído el bajo por el camino o que se había puesto un cinturón y lo había aprovechado también como top ¡qué poca tela para tanto cuerpo! Por supuesto los pechotes iban casi fuera aunque se los debía haber sujetado con alambres porque ni se le movían, a veces pienso que son de plástico y se los pone para salir. El mini modelo iba acompañado de una chaqueta de lana rizada, modelo “el caniche chillón de mi vecino” y unos zapatos de tacón “si me caigo me mato”. El peinado era como si le hubiera quitado la peluca a su prima Concha, que a la pobre se le quemó el pelo con una bengala en las fiestas del pueblo y la tuvieron que comprar una peluca de los carnavales en los chinos para que pudiera ir a misa al día siguiente. En resumen, yo no sabía si aquella era una mujer o un travestí.

De las “Pili y Mili” poco que añadir, sosas hasta decir basta, y además iban iguales, el mismo vestido negro modelo “en qué mercadillo te has pillado ese cacho de tela” zapatos bailarinas plateadas y chaqueta eléctrica modelo “la guerra de las galaxias”. Muy monas las dos…., el pelo liso y pegado totalmente cual si se lo hubiera lamido la cabra del Mariano, el pastor del pueblo. Creo que debieron confundir el aceite lubricante tres en uno con el bote de gomina.

Bueno, a lo que íbamos, una vez en la puerta del Hotel, esperamos las cuatro “Marías” emocionadas la llegada de la primera sorpresa y ésta llegó enseguida, en mi vida había visto nada igual. Era como una mesa enorme alargada y unas bicicletas alrededor sobre una estructura como de una furgoneta o camión con sus ruedas, su volante y todo. En una de las bicicletas venía montado un hombre que parecía Torrebruno en sus buenos tiempos, con chistera y camisa de flores, quien se bajó y nos invitó a subir a todas a que nos montáramos cada una en una bici.

Pili y Mili sin problemas, las sobraba tela en los vestidos, así que si se enganchaba o se perdía algo en la aventura ciclista, hasta les haría un favor a su sexapil.

Piña Colada tampoco tuvo mayor problema total lo que llevaba y nada, lo mismo, además su “mini vestido” era de vuelo, se subió, se espatarró en la bicicleta y lista.

El verdadero problema era yo, pues como ni podía imaginarme que a alguien se le ocurriera semejante aventura, ni siquiera a “papá rábano” me había puesto un vestido negro de tubo que me hacía andar como las muñecas de famosa con lo que te puedes imaginar la odisea para montarme en la bici. Primero intenté subirme un poco la falda con una mano mientras que me agarraba al manillar con la otra mano y subía la pierna para montarme pero las costuras del vestido empezaron a abrirse y me temí lo peor, así que volví a bajar la pierna e intentar otra manera. Allí nadie me ayudaba, las tres mosqueteras no hacían más que reírse y tirarse serpentinas mientras que Torrebruno les explicaba en qué consistía la excursión en aquel cacharro infame. Parecían ignorarme totalmente, así que yo me tomé mi tiempo para subir a la bici.

Después de meditar varias posibilidades y hacer algunos intentos en los que sólo conseguí hacer una raja en el vestido y estar a punto de quedarme en bragas, al final opté por una forma un poco salvaje y peligrosa, pero que si salía bien era la única que veía viable, luego ya bajarme, sería otro cantar, ahí necesitaría ayuda, sí o sí.

Pues lo dicho, cogí carrerilla desde unos metros atrás y corriendo como pude sin demasiada zancada pero con precisión fui hacia la bici, me acordé de mis tiempos mozos cuando saltaba al potro en las clases de gimnasia y pensé que podría hacerlo, pero calculé mal y fui a parar directamente a la espalda de Torrebruno que se encontraba en la bici de la derecha a la que yo quería llegar y me quedé totalmente espatarrada sentada en sus hombros, ante el estupor de mis “acompañantes”.

Lo peor no fue eso, sino lo que vino después, ante los aplausos de unas cuantas personas que miraban el espectáculo desde la acera, Torrebruno intentó aprovechar para meterme mano, entonces yo le di tal patada que le metí un tacón en el ojo, él me quitó el zapato yo forcejee con él para arrebatárselo de las manos con tan mala suerte que salió volando y fue a parar a la frente de Piña Colada (la frutera) quien a su vez de los nervios al recibir el golpe, le endiñó un manotazo a "la Merche" quien en su intento de salvarse de una caída inminente, se agarró a "la Susi" y las dos cayeron quedando sentadas en medio de la carretera.

Evidentemente el viaje en aquél cacharro terminó ahí, 100 metros después de empezar, con el siguiente resultado: Nuestro animador con un ojo morado y collarín, Piña Colada con un enorme chichón en la frente, “Pili y Mili” es decir, “La Merche y la Susi” con el culo hecho un cristo y yo con un cuerpo como si me hubiera ido de Madrid al pueblo montada a caballo, de hecho aún no he conseguido juntar las piernas.


Un desastre, amigo Javi, un desastre, espero que la boda vaya mejor..., si es que me invitan je,je.

jueves, 23 de abril de 2015

Capítulo 65 – Mi declaración.



Estaba yo el otro día navegando por Internet, cuando de pronto vÍ un anuncio que me llamó la atención: “Para hacer su declaración, pida cita previa y no espere colas”.

Hombre!!! Me dije, pues voy a pedirla!!!!.

El día y hora asignados para mi declaración, estaba yo allí…….. esperando en la cola de las citas previas y sin esperas.

Lo tenía todo preparado y apunto, para hacer mi declaración.

Una hora después, apareció mi número en la pantalla y puede acceder a una mesa, en la que se encontraba una señorita, que con cara de pocos amigos, me dijo: “Trae usted todo para su declaración?”.

“Si claro”, respondí yo.

“Pues adelante”, dijo ella.

“Es que me da un poco de vergüenza”, esgrimí.

A lo que ella respondió: “Es normal, esto no se hace todos los días, pero no se preocupe, que aquí estamos acostumbrados a estas cosas”.

Eso la verdad es que me dio entereza y también me subió el ánimo.

“Bueno”, dijo aquella mujer y añadió, “Cuando usted quiera”

Yo la miré fijamente y le pregunté: “Es que no sé si hacer una declaración normal o una simplificada”.

Ella con mirada incrédula me dijo: “Ahora todas las declaraciones son iguales, hace ya muchos años que no se distingue entre declaraciones simplificadas y normales”.

“Ah”, dije yo, y añadí, “Pues casi que hago una declaración normal, así digo todo lo que tengo que decir”.

“Pues me parece muy bien”, dijo ella.

Me aclaré la voz carraspeando un poco, fijé mi vista en el documento que había traído y pregunté: Puedo empezar ya? “.

A lo que ella respondió: “Adelante”.

Me armé de valor,  superé la vergüenza y sin dejar que aquella joven muchacha pudiera intervenir, solté de golpe todo lo que vine a declarar.

En ningún momento pensé en lo que aquello podría acarrear, ni tan siquiera en lo que podría suponer para el resto de mi vida, solo pensé en el bien que haría con ello……………y a pecho descubierto y con voz alta y clara dije:

“Eva, amor mío, querida mía, te amo tan profundamente, que la vida sin ti no tendría sentido.

Sabes que te amo y que te adoro y que yo ya no podría pasar un solo día sin ver tus preciosos ojos, o sin coger tus suaves manos. 


Eres tu la que hace que los días sean alegres y es tu cara el Sol de cada mañana”.

La chica, que se quedó con lo ojos abiertos como platos, y después de una pequeña pausa, dijo con voz calmada: “Pero usted es idiota o qué?”.

“Perdone”, le dije, “Yo solo hice mi declaración”.

A lo que ella respondió: “Si claro, pero es que esto es una Administración de Hacienda, yo soy una funcionaria y aquí SE VIENE A HACER LA DECLARACIÓN DE RENTA, SO MEMO!!!!”.

Las risas de la funcionaria se oyeron hasta la quinta planta del edificio........................

jueves, 16 de abril de 2015

Capítulo 64 - Incidente en el museo, adiós Pepe...


Hola Javi, espero que estés bien, yo ya recuperada, es que el otro día tuve un pequeño incidente en el Museo Arqueológico, te cuento….

Resulta que Pepe, el de las 50 posturas, el tántrico tan salao, je,je, me llamó para invitarme a ir al Museo Arqueológico, que por lo visto los sábados por la tarde es gratis, como soy tan sensible, al principio me lo tomé como una indirecta de que me estaba llamando momia y quería llevarme con mis colegas o algo así, pero él me aclaró que le gustaba mucho la historia y la antigüedad, así que me pareció bien y fui con él a tan “interesante” Museo.

Nos encontramos en la puerta a las 5 de la tarde, pues según Pepe, había mucho por ver…El Museo estaba lleno de familias con niños así que la tarde prometía ser movidita. Entramos y llegamos a un mostrador donde una señorita muy amable nos entregó las entradas gratuitas, seguidamente fuimos hacia el acceso, pero Pepe llevaba una mochila enorme y nos hicieron ir a consigna a dejarla, yo le pregunté qué narices llevaba en ese pedazo de bolsa y me contestó que: dos bocadillos de chorizo de cantimpalo, cuatro coca-colas, dos plátanos y un paquete de galletas príncipe. Le dije que si es que no tenía pensado volver a casa e iba a hacer noche por ahí…., me contestó que era nuestra merienda, porque la visita al museo iba a ser muy larga y necesitábamos fuerzas y energía.

¡Madre mía! Por lo menos podría haberme preguntado de qué quería el bocata, pues el chorizo me repite un montón y me sienta fatal, pero en fin, preferí no hacerle ningún comentario al respecto.

Por fin dejamos el mochilón de Pepe en una taquilla y me pidió que yo guardara la llave. Llegamos por segunda vez al acceso que consistía en un sistema automático, parecido al del metro, donde había una ranura para meter la entrada y se abrían unas puertecillas de metacrilato o cristal transparentes, bueno, se le abrían a todo el mundo, menos a mí, pues intenté pasar unas 5 veces y las malditas puertecillas casi me parten las piernas.

Pepe desde dentro, sin prestarme ninguna atención se limitaba a ver los carteles del museo, mientras que yo tenía detrás una cola de unas 10 personas protestando y llamándome de todo menos bonita, hasta que por fin, un miembro de seguridad se acercó y solucionó el problema, que no era otro sino que yo estaba metiendo un billete de metro en la ranura, en vez de la entrada del museo y es que tenía los dos en el bolsillo y había elegido el erróneo.

Nada, una confusión sin importancia, que casi me cuesta mis piernas, unos cuantos empujones, insultos y un pisotón que me pegó un niño posiblemente mandado por su papi, a ver si yo me impulsaba, salía volando y conseguía saltar por encima del acceso. El caso es que tanta bronca, tanta cola y nadie se acercó a ayudarme, excepto el señor de seguridad y porque le correspondía “desatascar” el acceso, ¡cómo somos los humanos…, je,je! Por lo que pude leer luego sobre los hombres primitivos, en amabilidad, solidaridad y compañerismo, hemos ido “patrás como el cangrejo”, jeje.

Por fin, una vez dentro, Pepe se dio cuenta de mi presencia, le debió de dar la iluminación y acordarse de que había ido al Museo conmigo, así que me cogió de la mano y me empezó a llevar por todos los pasillos del museo. La primera hora fue estupenda, pues Pepe era como un guía y me iba contando todo sobre cada etapa, Prehistoria, Edad Antigua, Edad, Media, etc.

Hubo algunas cosas que me llamaron la atención, como curiosidad y es que con los años, al hombre humano le ha ido creciendo el pene y a la mujer le ha venido muy bien el “No más vello” porque ojito las pelambreras que se gastaban las muchachas prehistóricas, hasta trenzas podían hacerse en sus partes, ¡qué barbaridad!

También vi los huesos de un primitivo que le habían enterrado con el fémur de una vaca, dicen que era un ritual o algo así, pero yo creo que a éste le había dado un empacho y por no quitarle la pierna del bicho de la mano, pues las debió palmar con ella bien agarrada, le enterraron así mismo, total, ya qué más daba.

Me gustaron mucho las momias, bueno no es que sean bonitas, pero sí curiosas de ver e impresionante saber que alguien se tiró no sé cuánto tiempo enrollando el cuerpo de un fiambre con una tela.

Vasijas y platos, había un montón y a mí me sorprendía que con tan poco utensilio de trabajo pudieran hacer todas esas maravillas, creo que cada vez somos más torpes, porque ahora, con todo la maquinaria y material con el que contamos para fabricar, vajillas, vasos y demás, ¡anda que no tenemos que ir veces a descambiarlos porque están rayados o el dibujo torcido! Cuando no se te rompe el primer día sólo por meterlo en agua caliente y mira los cacharros que hay en el museo que llevan siglos y a saber de dónde los han desenterrado y están intactos.

Llegó un momento en el que tuve que ir al cuarto de baño y Pepe me esperó fuera. Había bastante cola y tardé como diez minutos en salir, lo suficiente para que cuando saliera, Pepe hubiera desaparecido, no había ni rastro de él. Empecé a caminar por los pasillos, incluso pregunté a varios vigilantes, bueno, creo que fue todo el rato al mismo, porque ya me ponía mala cara y es que debí de dar cuatro vueltas por mismo pasillo, aquello era un laberinto.

Al final opté por llamar a Pepe al móvil y conseguí localizarle, me dijo que subiera a la segunda planta, así que allí me dirigí, pero nada, recorrí todos los pasillos y ni rastro. Le volví a llamar y me con la voz entrecortada, pude entenderle “su…be…se…gun..da..tor…pe!!!”

¿Torpe, ha dicho torpe? No creo, habrá dicho a tope, tendrá prisa. Así que me subí corriendo a la segunda planta,  me la recorrí de cabo a rabo, pero nada, Pepe seguía “desaparecido”. 

De tanto subir y bajar por las escaleras del museo empezaba a tener los pies devorados, pues como mi supuesto acompañante era muy altote, me había puesto tacones, para no desentonar demasiado, pero si lo llego a saber, me hubiera puesto las zapatillas de running o las de step o aerobic, por lo menos habría aprovechado para pegarme una sesión de cardio, pero con un calzado adecuado.

Volví a llamar a Pepe, pero esta vez no recibí respuesta, así que decidí recorrerme todas las plantas una a una, total ya, de perdidos al río. Al final de mi dura excursión, sin éxito y ya casi arrastrándome por los pasillos me sonó el móvil, era Pepe….

“¡Hola Cata! ¿dónde estás hija? ¡anda que cómo te has escaqueado!” Me lo como con patatas!!!! 

“¿Qué yo me he escaqueado? ¡Si sólo he ido al cuarto de baño y cuando he salido no estabas, ni apareces y estoy empezando a pensar que te has metido en la tumba con Nefertiti o yo que sé que has hecho!” 

“Mira niña, que sólo quería decirte que me he encontrado aquí casualmente con María, mi antigua novia y como hace tanto que no nos vemos, nos vamos a ir a tomar algo, así que porfa si me das la llave de la taquilla para coger mi mochila, es que nos vamos a comer también los bocatas, je,je, no te importa ¿verdad? Sé que tú eres comprensiva, je,je.”

En ese momento, hubiera matado, pero no por la Andreita, como la Esteban, sino por haber tenido a ese energúmeno delante de mío para explicarle y no con palabras, cómo me sentía, pero mi cuerpo, mis pies y mis piernas no daban para más, así que le colgué el teléfono, me metí en el primer baño que pillé y con una sonrisa de oreja a oreja abrí la tapa de la cisterna e introduje allí mismo la llave de la taquilla. Seguidamente, llamé a Pepe por teléfono y  así le dije:

“Hola mi amol…., yo también me he encontrado a unos amigos y como tienen prisa, he de irme enseguida con ellos, pero no quiero dejarte sin tu mochila, así que te he metido la llavecita en una de las cisternas de los 6 baños de mujeres que hay en el museo, ¡adivinasssss…..! Busca y encontrarás…., que te vaya bonito, muaccccc!!!!”


Cuando ya me marchaba, me di cuenta de que también había un ascensor, ¡qué fallo, tarde…! En fin, como te he dicho, ya me voy recuperando de las rozaduras, el hinchazón de pies y dedos y te prometo que no volveré a ver a Pepe ni tampoco a ir al Museo Arqueológico.

Capítulo 63 - Stefani



Hola Cata, quiero contarte algo que me pasó hace tiempo y antes de conocer a Eva.

Espero que no se lo cuentes a ella, pues si lo haces, no sé que llegaría a pensar de mí.

Que sepas que lo que te contaré, lo hice por conocer a una tal Stefani, pues pensé que sería una chica mona, ya que trabajaba en televisión y no quería yo perder la oportunidad de conocer a alguien interesante.

Era sábado por la mañana y no tenía que trabajar, así que decidí quedarme remoloneando en la cama, hasta que me dolieran todos los huesos del cuerpo.

A las 11:30 sonó el dichoso silbidito de Whatsapp…….

Volví mi cabeza hacía el teléfono móvil, que se encontraba justo en la mesita de noche, pero hice caso omiso a sus avisos, me dí la vuelta y seguí intentando conciliar el sueño, cosa que evidentemente no ocurrió, pues me puse a cavilar sobre quién me habría enviado el mensaje, sobre el contenido del mismo y sobre si sería algo urgente.

Vuelta hacía el otro lado de la cama, pensamientos y divagaciones sobre lo que podía anunciar el silbidito.

Cuando mi curiosidad superó a mi vaguería, cogí el teléfono y  como si la vida me fuese en ello, desbloquee el teléfono.

Allí estaba el mensaje de Whatsapp que no me dejaba conciliar el sueño………………..

El texto decía lo siguiente: “Enhorabuena ¡!!!!, ha sido seleccionado para el concurso de televisión Conteste y Gane”

A mi lo que me dieron ganas era de tirar el maldito teléfono por la ventana. Es que ya mandan publicidad hasta por Whatsapp ¡!!.

Dejé de nuevo el teléfono sobre la mesita de noche, y me volví a acurrucar entre la funda nórdica y la sábana bajera.

Nuevo silbidito…………….

Y nuevo pensamiento: “Me cago en la madre que parió a Paneque!!!!!, es que no hay manera de estar a gusto ni en la cama!!!”.

Y si esta vez el mensaje fuera de alguna amiga???, dijo mi cerebro……….

“Y si te doy con un martillo??”, le dije yo a mi cerebro……

Dos minutos después, estaba yo de nuevo con el teléfono en la mano y muerto de curiosidad por el mensaje.

El mensaje decía: “Si quiere usted participar en nuestro fabuloso concurso, envíe nueve SMS con la palabra ´Concursar´”.

“Anda mira, solo nueve SMS. Pero que se creerán estos imbéciles, que además de molestar, quieren que me gaste el sueldo de este mes en mensajitos o qué!!!”.

A los cinco minutos ya había enviado los nueve SMS.

E inmediatamente sonó el teléfono móvil…..

“Hola buenos días, soy Stefani, productora del concurso ´Conteste y Gane´, para comunicarle que ha sido seleccionado para participar como concursante mañana domingo”.

“Ah”, dije yo.

Después de facilitar mis datos a Stefani y de que ella me indicara la dirección del plató al que debía acudir,  volví a dejar el teléfono móvil en la mesita de noche y de repente me percaté……………..QUE MAÑANA IBA A PARTICIPAR EN UN CONCURSO TELEVISIVO!!!!!”.

Los nervios se apoderaron de mí, sobre todo al darme cuenta, que a ese concurso solo iban personas con un coeficiente intelectual de 200.

Así que lo primero que hice fue hacerme pis, empapando toda la cama y obviamente el pijama que llevaba puesto.

Lo segundo que me sucedió fue, que los nervios me provocaron una imparable serie de pedos, los cuales impedían que mi esfínter se cerrase, así que hala, también caca.

Una vez puse la cama como un estercolero, la rocié con gasolina y la quemé, pues aquello era imposible de limpiar.

Tiré el colchón ardiendo por la ventana y puse en su lugar una cama plegable.

-Algún día explicaré lo que ocurrió cuando el colchón ardiendo cayó encima del toldo del bar de abajo-.

Los nervios no me dejaban vivir y claro, los pensamientos sobre el ridículo que haría mañana, me transportaban hacía lo bien que se lo pasaría el público riéndose de mi.

Cogí el teléfono para llamar a Stefani para anular mi participación, pero cuando estaba terminando de marcar, colgué, me serené y me dije: “Pero, y por qué no puede salir bien?”. 

Así que ni corto ni perezoso, me duche (si, es que aún olía a caca) y después de desayunar, comencé a seleccionar la ropa con la que iría vestido al concurso.

Pasé el día practicando técnicas de relajación, Yoga, Tai Chi, meditación, pero ninguna funcionaba, así que me tomé un poleo menta que dicen que relaja, pero a mi me provocó dolor de estómago y continuos vómitos.

Bueno, por lo menos no pensaba en el concurso de mañana.

Pasé la noche en vela, intentando imaginar cómo sería mi participación y curiosamente, todas mis actuaciones acababan en fracaso. Cuando pude conciliar el sueño, sonó el despertador.

Después de desperezarme y de repetir todas las operaciones del día anterior y en exactamente en el mismo orden (pis, pedorrera, caca y cama ardiendo por la ventana), me duché, desayuné, me vestí y me dirigí con paso firme hacía la parada del autobús, el cual me llevaría a mi primera aparición televisiva.

Llegué a los estudios de televisión y en recepción pregunté por Stefani.

Me dijeron que me sentase y que esperase, pues Stefani llegaría en breve.

A los quince minutos llegó Stefani…………….

Stefani tenía un nombre precioso, eso sin duda, pero el resto se parecía a las dos camas que yo había tirado por la terraza.

“Hola, Javi verdad?”, preguntó ella.

“Si, claro”, respondí yo.

“Ven Javi, acompáñame”.

Y seguí los pasos de Stefani o mejor debería decir, seguí tras aquella mole que iba descolgando los cuadros de las paredes a su paso.

Llegamos al plató y Stefani me explicó dónde debía situarme, y cual era la mecánica del concurso.

La verdad es que yo ya había visto alguna vez este concurso, así que todo me resultaba familiar.

Llegó la hora de la verdad y mi cuerpo intentó reaccionar de la misma manera que otras veces, pero la falta de alimento y líquido en mi cuerpo, impidió que volvieran a suceder cosas, que no hubiesen sido del agrado de aquel público que ya ocupaba sus asientos.

Yo estaba en la posición que me había indicado y la música de cabecera empezó a sonar……

El presentador salió cual estrella de cine, de detrás de una puerta magníficamente decorada para la ocasión………

“Buenas tardes querido público, aquí, como siempre y en directo, comienza otro programa deeeeeeeeeeeeeeee………….Conteste y Gane”, dijo el presentador.

El público aplaudía a rabiar y siguiendo las instrucciones de un cartelón que el regidor les mostraba.

Mis nervios iban en aumento.

“Hoy tenemos a un nuevo concursante, al que vamos a presentar ya”.

El presentador se dirigió hacía mi y preguntó: “Cual es su nombre?”.

A lo que yo contesté: “Puedo utilizar el comodín del público?”.

“Jajajaja”, sonrió el presentador, que sin dejar pausa alguna dijo: “Veo que hoy tenemos a un concursante con sentido del humor”.

“En fin” continuó diciendo, “Nuestro concursante de hoy se llama Javi y viene a batir el record y si puede………llevaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaarseeee el boooooooooooteeee de UN MILLÓN DE EUROS!!!!!!!!”

El público rompió de nuevo en aplausos.

“Bueno Javi, está preparado?”.

“Si”, dije yo.

“Pues vaaaaaaaaaaaaaamoooos”.

“Como usted bien sabe, este concurso se basa en que si usted contesta acertadamente a diez preguntas que yo le haré a continuación, usted se llevara, el booooooooooooooooooooteeeeeeeeee acumulado”.

Más aplausos.

“Bien”, dije yo.

“Pues empecemos con la primera pregunta”……………sonó un redoble musical, que impidió que se escuchara el  recastañear de mis dientes.

“Qué hecho relevante ocurrió en las Américas el cuatro de Julio de 1776?”, preguntó él.

“La declaración de independencia de los Estados Unidos de América”, dije yo.

“COOOOORREEEEEEEEECTOOOOOO”.

“Segunda cuestión: En qué país se consume preferentemente el Sushi?”.

“En Japón”.

“COOOOORREEEEEEEEECTOOOOOO”.

La cosa parecía ir bien, las preguntas eran fáciles.

“Tercera pregunta: Cómo se llamaba el emperador japonés que firmó la paz con los EEUU en la segunda guerra mundial?”.

“Hiroito”, dije yo con fuerza.

“COOOOORREEEEEEEEECTOOOOOO”.

Un aplauso ensordecedor inundó la sala.

“Cuarta pregunta: Gentilicio de los habitantes de Huelva?”

“Onubenses”.

“COOOOORREEEEEEEEECTOOOOOO”.

“Quinta pregunta: Qué es lo contario de foráneo?”

“Autócnono”

“COOOOORREEEEEEEEECTOOOOOO”.

A mi esto ya me estaba pareciendo demasiado fácil, no sé.

“Querido amigo”, dijo el presentador, “Estamos en el meridiano de la prueba y hasta ahora ha ido todo bien, espereeeeeeeeeeeeeeeemooooooos que siga usted igual hasta el final”.

Aplausos exacerbados.

“Sexta cuestión: Cómo se llama la Venecia Holandesa?”

“Amsterdam”.

“COOOOORREEEEEEEEECTOOOOOO”.

“Séptima pregunta y estamos ya muuuuyyyyyyyyyyyyyyyy cerca del MILLOOOOOOOÓN DE EUROS!!!!: Qué emperador romano instauró el Cristianismo en Roma?”.

“Eh….si……fue…… (el tiempo corre, dijo el presentador)……si…..fué…. CONSTANTINO!!!!”.

“COOOOORREEEEEEEEECTOOOOOO”.

El público se levantó de sus asientos, aplaudiendo y gritando.

“Octava pregunta: Cómo se llamaba el personaje protagonista de la Iliada y la Odisa del escritor clásico Homero?”.

“Ulises”.

“COOOOORREEEEEEEEECTOOOOOO”.

La madre que me parió, pensé para mis adentro, pero que listo soy!!!!!!.

Pero eso si, porqué huele tan mal en este plató?, me pregunté.

“Novena cuestión: Cual es la densidad de población actual en Rusia?”.

Su densidad es de 9 habitantes por kilómetro cuadrado, lo que refleja que el país tiene una de las poblaciones más dispersas del planeta, y en donde además predomina la población urbana”.

“COOOOORREEEEEEEEECTOOOOOO”.
Música, aplausos, público enfervorizado y un olor asqueroso que emanaba a mi alrededor.
“Amigo Javier, estamos ante la décima y decisiva pregunta, la cual puede hacerle poseedor de UN MILLOOOOOOÓN DE EUROS!!!!!.
“Décima y última pregunta: Cómo se llama la ópera musical más famosa de Giuseppe Verdi?”.
No me lo puedo creer, pensé, pero si es mi ópera favorita…………..
Pero por qué huele tan mal aquí!!!!, añadí a mi pensamiento.
“LA TRAVIATA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!”, fue mi respuesta.

“COOOOORREEEEEEEEECTOOOOOO”.
 “JAVIER, ACABA DE GANAR UN MILLOOOOOOOOÓN DE EUROS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!”
La música del éxito empezó a sonar de manera estruendosa, el público histérico de la emoción aplaudía mientras arrancaba los asientos de su sitio, el espumillón caía del techo del plató y yo me sentía el hombre más feliz de la tierra, si no fuese por ese maldito olor que no me dejaba ya casi ni respirar.
Las botellas de champán se descorchaban por doquier y empecé a sentir la humedad del cava rodeando mi cuerpo, junto a ese hedor……………..que también me rodeaba.
Cerré los ojos dando gracias al cielo por el premio, y al abrirlos…….me encontré en  mi cama, aún seguía en ella, el despertador aún no había sonado y ahora me tenía que levantar, para quemar de nuevo la cama, tirarla por la venta y vestirme para ir al concurso…………GLUUUUPS.

jueves, 9 de abril de 2015

Capítulo 62 - Cincuenta posturas de Pepe

Hola Javi, hace una semana conocí a Pepe y hablamos todos los días, pero el otro día la conversación se fue un poquito de madre y mira lo que pasó:

PEPE: Hola Cata, ¿qué tal estás? Es una afirmación, no una pregunta, ja,ja,ja.

CATA: Hola Pepe, ja,ja, qué chispa tienes hijo. Pues bien ¿y tú? Y no afirmo, pregunto, ja,ja,ja.

PEPE: Uy qué malona eres, yo un poco nervioso quiero preguntarte algo…

CATA: Dime Pepe, pregunta.

PEPE: ¿Cuál es tu postura favorita?

CATA: Depende, si estoy en el sillón, prefiero tumbada y con las piernas encima de un cojín, me siento más a gusto.

PEPE: Ummm, entiendo, ¿y las piernas muy abiertas?

CATA: Hombre Pepe, no voy a estar ahí espatarrada, lo normal, hijo, para estar a gusto.

PEPE: Ya mujer, pero tiene que haber hueco, je,je….

CATA: ¿Hueco? Ahhh para Salchicha, no ha problema, se mete en cualquier lado. ¿Y tú postura preferida cuál es?

PEPE: ¿Salchicha? Vaya manera de llamarla, bueno mientras que entiendas que no es Frankfurt, ja,ja,ja. Yo soy tántrico y me gusta hacerlo relajado, puedo tardar horas.

CATA: ¡Qué va, es del pueblo, vino muy flaca pero como yo la cuido bien, no veas cómo se ha puesto! ¿Ah eres trántrico y eso de qué equipo es? No me suena, será Baloncesto ¿No?.

PEPE: ¿Tienes a alguien del pueblo en tu casa y se la cuidas….? Entonces por qué buscas pareja, ¿te gustan los tríos…? Cata, estás de coña ¿no? Sabrás perfectamente lo que es el sexo tántrico….

CATA: Bueno, es que un perro nunca podría ser mi pareja y en este caso menos, porque Salchicha es hembra, je,je, pero tú mismo, chico. ¿El saxo tántrico? ¿un instrumento? ¡anda eres músico! ¿En qué banda tocas?

PEPE: ¿Te lo haces con la perra? Jope, tú eres más viciosa que yo, je,je. No he dicho saxo, Cata, sino sexo, no te hagas la ignorante que ya nos vamos conociendo… y las que os hacéis las puritanas…., las peores.

CATA: Mira guapo, te estás pasando tres pueblos y con mío, cuatro, yo con la perra lo único que hago es sacarla a pasear y lo que se le tercie al animal, pis o caca, y si acaso alguna caricia que otra, pero ni me la meto en la cama ni en ningún sitio, que buscas donde no hay, chaval… en cuanto al sexo trantrico ese, a mí háblame en idioma normal y déjate de rollos, de toda la vida, se mete, se disfruta y se saca, ni meditación ni leches y yo puritana no soy pero gilipuertas tampoco.

PEPE: Bueno mujer, no te pongas así, también se hacerlo al estilo tradicional, a gusto del consumidor, lo importante es la postura. ¿Te gusta ponerte a cuatro patas?

CATA: ¿Mirando pa Cuenca, dices? Yo soy más de hacer el puente como voy a pilates… ¿y tú? ¿sabes hacer el salto del ángel? Venga, que me he venido arriba, si vamos a posturitas, vamos a ello.

PEPE: Ahhh, entonces eres más de sexo oral ¿no? Perfecto, como tú quieras. ¿Te gusta el griego y el francés?

CATA: Ni pu… idea, no conozco a ninguno, no es que sea xenófoga pero dónde esté un español…

PEPE: Mujer, qué pobre estás de conocimientos sexuales, bueno ya te instruiré yo. A mí donde más me gusta es encima de la mesa de la cocina.

CATA: ¿Instruirme, me vas a dar clase, traerme un libro, ponerme deberes y preguntarme la lección? ¿pa lo que toda la vida se ha hecho con naturalidad, sin historias raras? ¡qué te habrán contado a ti el griego ese y el francés que te han comido la cabeza, muchacho…!

En la mesa de la cocina, perdona que te diga, pero la única salchicha que se pone es la de los perritos calientes o las frescas a la plancha que también están muy buenas y con las almejas, lo mismo, a la marinera, vamos a ver si somos un poquito sensatos…

PEPE: Bueno Cata, creo que deberías probarlo mujer, a lo mejor luego cambias de opinión.

CATA: Mira, Pepe te tengo que dejar por hoy, que me está llamando mi tía Herminia por teléfono y la mujer se preocupa si  no la contesto.

PEPE: Creo que es una excusa porque estás asustada, pero todo es muy natural.

CATA: Sí, claro, es muy natural que pretendas que me ponga a cuatro patas encima de la mesa de la cocina mientras que tú meditas y hablas con un Griego y un Francés sobre el sexo tántrico o como se llame y luego pretendas que me lo haga con mi perra para sentirte tú más relajadito. Mira guapo, esta conversación acaba de terminar.

PEPE: Bueno Cata, piénsalo de todas maneras, sueña conmigo esta noche…

CATA: Creo que si sueño contigo esta noche te voy a imaginar como a Buda, con una sábana enrollada, un libro en la mano y explicándole a mi perra Salchicha que hay un griego y un francés que quieren hacer sexo tántrico con ella mientras que yo me pongo mirando a Cuenca.

PEPE: jeje, ¡qué graciosa eres Cata, sé que vas a tener un sueño erótico conmigo y resistirte forma parte de tu manera de seducir!

CATA: Sí, hijo, sí, bueno, ya si eso, otro día quedamos con tus amigos el griego y el francés y me explicáis todo con detenimiento. Buenas noches Nacho Vidal….

PEPE: Buenas noches amor mío, mañana hablamos y me cuentas lo que soñaste…, je,je ;)).


CATA: ¿einnnnn?

martes, 7 de abril de 2015

Capítulo 61 – Después de la Semana Santa.



La Semana Santa aquella no fue bien, no, nada bien, me pase las fiestas porteando una imagen, pero no fui capaz de conseguir novia.

Pero eso si, después de ver a mi amiga morreándose con el monaguillo y de ducharme para quitarme aquel espantoso olor que dejaron en mi cuerpo los colegas porteadores, salí a pasear por aquella ciudad, sobre todo, para poder olvidar.

La verdad es que hacía un día maravilloso, el Sol estaba en todo lo alto e invitaba a conocer sitios y gentes.

Según llegué a la Plaza de España, me senté en un banco, si, un banco de esos que te dejan la espalda como si te hubieses caído por un precipicio, y allí sentado, empecé a contemplar las decoraciones que adornaban las paredes de aquella por otro lado, espléndida plaza.

Imaginé mi vida acompañado por una preciosa mujer, y de cómo sería mi vida en pareja.

En medio de aquellos idílicos pensamientos, oí una voz que decía: “Hola”. Era la voz de de la que luego supe se llamaba Macarena.

Volví la mirada hacia ella y pude comprobar, que Macarena, me estaba hablando a mí.

“Hola”, dije yo con voz quebradiza.

“Reola, zaleroso”, dijo ella, con una dulzura, que a mi me pareció salida de los mismísimos cielos.

“Que hace aquí zolo un sico tan guapo???”

Yo volví mi vista hacia atrás, por si no me estaba hablando a mí, y después de oír la sonrisa de Macarena, me dirigí a ella diciendo: “Pues poca cosa, solo pasando el día”.

“Poz oye, no eztá la coza pá perdé er tiempo”, dijo ella.

“Ta peteze pazeá po Zevilla conmigo???”.

“Pues claro”, dije yo.

“Pos na mi arma, vamo a darle guzto ar cuerpo y vamo a ve Zevilla, que e mu bonita”.

Mi cerebro me decía: -No vayas, que no sabes quién es y además es demasiado guapa como para que le gustes-

Pero mi corazón decía: - No hagas caso al cerebro, que es un aguafiestas-

Así que haciendo caso omiso a la masa gris, me fui con Macarena a ver Sevilla.

“Po hale, amo a paseá en caleza”.

La “caleza” es un coche tirado por caballos, que te pasea por toda la ciudad y que cuesta 200 euros.

“Pues vamos”, dije yo, antes de saber lo que costaba el paseíto.

Antes de subir al carruaje, a mí no se me ocurre otra cosa que acercarme al caballo y hacerle una caricia en la grupa, lo que no está mal, siempre y cuando al caballo no le dé por lanzar sus excrementos sobre mis zapatos.

Hala, zapatos hechos un asco, pero no importa, la gente de aquí debe estar acostumbrada, pero claro, es que  no puedo parar, y nueva caricia en los lomos del jaco, que provocan una extraña reacción en él, o mejor dicho en mí, pues me pegó una coz en el esternón, que me dejó tirado en el suelo y con solo un ápice de respiración.

Recuperada la vida, que pensé se me iba, subí como pude al carruaje, sin fijarme en los adornos metálicos del mismo, que produjeron un corte cual cirujano, en una de las perneras de mi pantalón.

Una vez sentado, y ya con el vehículo en movimiento, Macarena me fue explicando lo que íbamos viendo.

“Miiiiraaaaa…………….la Girarda!!!!!………………miiiiraaaaa………….Er parque de María Luisa………..miiiiraaaaa……………..una paloma volandoooo……….

En vuelo de rasante, porque me dio con todo el pico en la frente.

“Jajajajaja”, rió Macarena. “Pero mi arma, ezquiva lo pajarillooooo”.

Pajarillo????, pero si esa paloma debía pesar cien kilos!!!!.

Durante el viaje pude conocer a toda la fauna autónoma………

Palomas, pájaros, mosquitos, moscas, abejarucos, abejas, gorriones, jilgueros y un gran etcétera de animalillos que no sé exactamente por qué, aparcaban sus picos, patas y heces sobre mi cara, hombros y brazos.

Excepción hecha, claro está, de un perrillo abandonado, que cuando me bajé de la “caleza” y para beber agua de una fuente, me mordió en la pierna que aún conservaba su pernera intacta, hasta ese momento claro!!!!.

La imagen era espectacular, una mujer preciosa sentada sobre el carruaje, un carruaje lleno de ornamentos dorados y brillando al Sol, un conductor perfectamente ataviado y yo, yo parecía un indigente, lleno de picaduras en la cara, con los pantalones rotos y la camisa empapada con el ADN de todos los pájaros de Sevilla.

Al terminar el recorrido, Macarena se despidió con cara de asco, el conductor solicitó el pago del viaje, y yo con mi atuendo de pedir de los domingos, me fui cabizbajo hacia el hotel Palace donde me alojaba.
Al llegar a la puerta del hotel, el portero, perfectamente ataviado con su traje de gala y su sombrero de copa, me dijo: “Lo siento, aquí no se puede pedir”.

Después de explicarle que me alojaba en la habitación 306 de aquel hotel, llamó inmediatamente a la Policía.

Tras varias explicaciones del por qué de mi atuendo y de demostrar que estaba alojado en ese hotel, pude entrar en el hall del mismo. Yo notaba las miradas de los huéspedes clavadas en mi aspecto.

Caminé por aquel inacabable pasillo que daba acceso al ascensor, llegué a mi habitación, abrí la puerta de la terraza y pensé por un instante en acabar con mi miserable existencia.

Menos mal que me dí cuenta, que con una ducha y con ropa nueva, todos mis problemas se habían acabado.


Sentado en el sillón de mimbre de aquella espléndida terraza y mientras llevaba mis pensamientos a todo lo sucedido en aquel día, una paloma me sobrevoló y……………