Hola
Javi, Alberto sí me volvió a llamar y parece que la cosa de momento funcionaba,
me refiero a la relación, je,je, o por lo menos hasta ayer, que le acompañé al
centro de salud, te cuento:
Resulta
que Alberto llevaba unos días con molestias en su culete y aunque era reacio,
con la escusa de que yo le acompañaría, le convencí para que fuera al médico a
que le echaran un vistazo.
Llegamos
allí sobre las 7 de la tarde, aunque teníamos cita a las 7,20 pero Alberto es
muy puntual, así que tuvimos ahí un ratillo en el que nos dio tiempo a
tragarnos todos los virus que pululaban por la sala, el historial de
enfermedades de la señora mayor de al lado, los pisotones con la escayola del
chavalín del otro lado y hasta él vómito de un bebé al que me acerqué a ver,
porque era una monada de criatura. Alberto no hacía más que decirme “Tú quédate
quietecita, no te muevas y casi ni respires, que el ambiente está muy cargado,
no vayamos a llevarnos lo que no tenemos”
Con
un poco de retraso nos llamaron y Alberto me pidió que le acompañara también
dentro de la consulta.
El
médico nos preguntó y Alberto le explicó resumidamente su dolencia:
“Doctor,
últimamente tengo pinchazos como por dentro del ano, es como si tuviera algo
ahí que no he expulsado, ¿podría ser una piedra un trozo de excremento, un
quiste?
A
mí ya se me estaba poniendo mal cuerpo con la explicación de mi chico, digo yo,
que con que hubiera dicho lo que le dolía bastaba ¿no? Porque casi que estaba dando
el diagnóstico….
El
médico le invitó a tumbarse boca abajo en la camilla y Alberto me dijo que me
pusiera a su lado y le cogiera de la mano.
“Señor,
por favor, que no le vamos a operar ni nada parecido, no exagere y señorita
póngase Vd. a un lado para que yo pueda hacer el tacto rectal” Dijo el Doctor.
¿Tacto
rectal? Pensé yo,¡ pero ezo que e lo que e!
El
Dr. House, que es así como yo le apodé, procedió a ponerse unos guantes de
plástico y a introducir su mano toda recta por el orificio del culete de mi
chico, ahí es cuando entendí lo del tacto rectal. Mi pobre Alberto contestó con
un “¡Ayyyyyy!” Mientras que el Doctor decía “¿ahíiiii le duele?” pero Alberto
solo decía “Ayyyyyy, siiiii” yo no sé por qué pero me dio el yuyu de que el
médico se estaba propasando y que a mi
chico le estaba gustando y había oído historias de abusos a pacientes en
centros médicos, así que me levante y le pegué tal empujón al doctor que el
hombre sacó la mano de golpe, al tiempo que mi chico apretó el culete, con lo
que el guante se quedó pillado dentro.
“¡pero
qué hace, por Dios!” dijo el médico, “¡qué ha pasado, por qué ha sacado la
mano! Gritó Alberto.
Yo
estaba de los nervios y contesté: ¡Ya está bien, pedazo de salido, tanto
profundizar con la manita en el culo de mi chico, pero esto que es!
y tú, golfete, qué te pasa ¿Qué te mola?
¿Ahora te has pasado a la carne?
Sé
que me pasé un poco, pero aquello no me estaba gustando nada Javi, de verdad
que detectaba feeling entre los dos y me estaban poniendo de los nervios.
El
médico llamó a la enfermera y al de seguridad, los cuales nos invitaron a salir
de allí inmediatamente amenazándonos con llamar a la policía si no lo hacíamos.
Alberto
con el guante todavía metido y todo se puso su pantalón a toda leche y salimos
despendolados de la consulta. La gente nos miraba supongo que por los gritos o
más bien por la manera de andar de mi chico, un poco particular…
Cuando
salimos del centro de salud, intenté disculparme, pero Alberto dio media vuelta
y se marchó dejándome desconsolada en medio de la calle.
Javi,
creo que le he perdido…
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