viernes, 6 de febrero de 2015

Capítulo 47 - No debí acompañarle....

Hola Javi, Alberto sí me volvió a llamar y parece que la cosa de momento funcionaba, me refiero a la relación, je,je, o por lo menos hasta ayer, que le acompañé al centro de salud, te cuento:

Resulta que Alberto llevaba unos días con molestias en su culete y aunque era reacio, con la escusa de que yo le acompañaría, le convencí para que fuera al médico a que le echaran un vistazo.

Llegamos allí sobre las 7 de la tarde, aunque teníamos cita a las 7,20 pero Alberto es muy puntual, así que tuvimos ahí un ratillo en el que nos dio tiempo a tragarnos todos los virus que pululaban por la sala, el historial de enfermedades de la señora mayor de al lado, los pisotones con la escayola del chavalín del otro lado y hasta él vómito de un bebé al que me acerqué a ver, porque era una monada de criatura. Alberto no hacía más que decirme “Tú quédate quietecita, no te muevas y casi ni respires, que el ambiente está muy cargado, no vayamos a llevarnos lo que no tenemos”

Con un poco de retraso nos llamaron y Alberto me pidió que le acompañara también dentro de la consulta.

El médico nos preguntó y Alberto le explicó resumidamente su dolencia:

“Doctor, últimamente tengo pinchazos como por dentro del ano, es como si tuviera algo ahí que no he expulsado, ¿podría ser una piedra un trozo de excremento, un quiste?

A mí ya se me estaba poniendo mal cuerpo con la explicación de mi chico, digo yo, que con que hubiera dicho lo que le dolía bastaba ¿no? Porque casi que estaba dando el diagnóstico….

El médico le invitó a tumbarse boca abajo en la camilla y Alberto me dijo que me pusiera a su lado y le cogiera de la mano.

“Señor, por favor, que no le vamos a operar ni nada parecido, no exagere y señorita póngase Vd. a un lado para que yo pueda hacer el tacto rectal” Dijo el Doctor.

¿Tacto rectal? Pensé yo,¡ pero ezo que e lo que e!

El Dr. House, que es así como yo le apodé, procedió a ponerse unos guantes de plástico y a introducir su mano toda recta por el orificio del culete de mi chico, ahí es cuando entendí lo del tacto rectal. Mi pobre Alberto contestó con un “¡Ayyyyyy!” Mientras que el Doctor decía “¿ahíiiii le duele?” pero Alberto solo decía “Ayyyyyy, siiiii” yo no sé por qué pero me dio el yuyu de que el médico se estaba propasando y que a mi chico le estaba gustando y había oído historias de abusos a pacientes en centros médicos, así que me levante y le pegué tal empujón al doctor que el hombre sacó la mano de golpe, al tiempo que mi chico apretó el culete, con lo que el guante se quedó pillado dentro.

“¡pero qué hace, por Dios!” dijo el médico, “¡qué ha pasado, por qué ha sacado la mano! Gritó Alberto.

Yo estaba de los nervios y contesté: ¡Ya está bien, pedazo de salido, tanto profundizar con la manita en el culo de mi chico, pero esto que es!

 y tú, golfete, qué te pasa ¿Qué te mola? ¿Ahora te has pasado a la carne?

Sé que me pasé un poco, pero aquello no me estaba gustando nada Javi, de verdad que detectaba feeling entre los dos y me estaban poniendo de los nervios.

El médico llamó a la enfermera y al de seguridad, los cuales nos invitaron a salir de allí inmediatamente amenazándonos con llamar a la policía si no lo hacíamos.

Alberto con el guante todavía metido y todo se puso su pantalón a toda leche y salimos despendolados de la consulta. La gente nos miraba supongo que por los gritos o más bien por la manera de andar de mi chico, un poco particular…

Cuando salimos del centro de salud, intenté disculparme, pero Alberto dio media vuelta y se marchó dejándome desconsolada en medio de la calle.


Javi, creo que le he perdido…

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