Hola Cata.
Me preguntabas qué tal había empezado el año y la verdad es
que no sé que decirte, así que juzga por ti misma.
El día 5 de Enero, sobre las 17 horas, sonó el teléfono y
al cogerlo…………
“Hola tito Javi”
“Hola Juanito, chaval!!!, qué te cuentas?”.
“Nada, que me ha dicho mamá, que como tienes esa cabeza,
que te llamase para que no se te olvidara que me ibas a llevar a la Cabalgata
de Reyes”.
“Jajajaja, Juanito, qué cosas tiene tu madre, pero cómo se
me iba a olvidar?”.
La verdad es, que se me había olvidado por completo y
encima estaba mintiendo vilmente a mi sobrinillo.
“Bueno Juanito, te pasaré a buscar sobre las 8 de la
tarde”.
“Pero tito, si la cabalgata es a las 7 de la tarde!!!!.
“Jajajaja, ya lo sabía (mentira), era para ver si estabas
atento.”.
“Bueno que te recojo a la 6, vale?”.
“Vale tito. Un beso”.
Después de colgar el teléfono, me puse a buscar en Google
dónde narices había una cabalgata, menos mal que encontré una cerca de donde
vive el chaval.
A las 18 horas recogí a Juanito y nos fuimos caminando
hacia una de las calles por donde pasaban los Reyes Magos.
Era una calle ancha y había mucho sitio para ver pasar las
carrozas y además no había apenas gente, así que estábamos en primera fila.
Las 6 y media y seguíamos prácticamente solos, lo cual me
alegraba sobremanera, pues no me gustan las aglomeraciones.
6:45 y seguíamos solos.
“Oye tito”, dijo Juanito, “Y cuando pasarán las carrozas?”.
“Pues en poco tiempo, deben estar casi llegando.”
La verdad es que parecía un poco extraño, que casi a punto
de pasar la caravana multicolor, hubiese tan poca gente, pero la verdad es que
hacía frío y seguro que la gente lo estaba viendo por televisión.
7 de la tarde y por allí no pasaba nadie…………..
La verdad es que a lo lejos se oía un gran griterío, pero
por aquí, nada.
7:15 y empecé a mosquearme. Miré de nuevo el trayecto en
Google a través de mi teléfono móvil, cuando para mi sorpresa…………………..HABÍAN
CAMBIADO LA RUTA!!!!!!!!.
Menos mal que la variación estaba cerca.
“ Juanito!!!!!, vamos!!!!..............que los Reyes Magos
pasan por la calle de al lado y no por aquí!!!”.
Cogí a Juanito en volandas y empecé a correr hasta un par
de calles más abajo.
La calle estaba llena de niños gritando al paso de las
carrozas, mientras desde éstas, los pajes lanzaban caramelos y otras
chucherías.
Estábamos por lo menos en la décima fila y hasta allí, no
llegaban ni caramelos, ni nada y mucho menos se podía ver la dichosa cabalgata.
Volví a coger a Juanito en brazos (joer como pesaba el
crío) y empecé a colarme entre el gentío, pidiendo disculpas e implorando poder
llegar un poco más cerca, para que el niño pudiese ver algo.
Menos mal que la gente era amable y aunque me miraban mal,
me dejaron acercarme lo suficiente, como para que Juanito pudiera ver algo.
Mi camino terminó, justo detrás de una señora que iba con
cinco niños y que al pedirle paso, me respondió, que hubiese venido antes.
Así que no me quedó más remedio, que quedarme allí y con
Juanito sobre los hombros.
No sé lo que pesaría Juanito, pero la sensación para mis
hombros, era como la de aguantar 100 kilos y encima el niño no se estaba
quieto.
“Juanito, para un poco!!!”.
“Es que no cojo los caramelos que lanzan tito”.
“No importa, luego te compro una bolsa para ti solo”.
“Ya, pero es que estos molan más”.
Mientras Juanito destrozaba mis hombros me percaté, que
justo al lado mío, había una mujer de unos 45 años, que estaba admirando el
paso de los carruajes, junto a una niña pequeña.
“Hola”, dije dirigiéndome a la mujer, “Menuda cabalgata
eh!!!”.
“Si, está muy bien”, dio ella.
“Vienes todos los años con tu hija???”.
“Jajajaja, si, suelo venir todos los años, pero no es mi
hija, es mi sobrina”.
“Anda pues mira, entonces como yo, qué casualidad”
Los hombros ya no me aguantaban más, así que bajé a Juanito
y le dije que cogiera caramelos de los que había en el suelo y que cuando
llegase la carroza de los Reyes Magos, le volvería a subir para que los viese.
Juanito estaba encantado y se puso a coger caramelos, con
la sobrina de aquella mujer.
“Perdona, no me he presentado, me llamo Javi”.
“Hola Javi, me llamo Isabel”.
“Un placer conocerte Isabel”.
“Lo mismo digo Javi”.
Comenzamos a hablar de esto y aquello y para mi esa
situación empezó a resultar interesante, pues la voz de Isabel era realmente
encantadora y su sonrisa muy agradable.
Conversamos yo no sé durante cuanto tiempo, hasta que desde
una de las carrozas anunciaron: “Y A CONTINUACIÓN, LAS CARROZAS DE LOS REYES
MAGOS DE ORIENTE!!!!!”.
“Perdona Isabel, ahora seguimos, que voy a coger al niño,
para que pueda verlo”.
“JuANITOOOOOO!!!!!!!!!!
No, Juanito no estaba donde le dejé.
Pero dónde se habrá metido este crío!!!!
“Has perdido a tu sobrino?”.
“No que va, seguro que está metido en esa maraña de piernas
cogiendo caramelos.
“JUANIIIIIIIIIIIIIIITO!!!!”.
Juanito ni contestaba, ni se hacía ver y yo me estaba
poniendo de los nervios.
La madre que lo parió, pero dónde se habrá metido????.
Me agaché, para ver si estando a su altura, podía verlo,
pero nada, así que me puse a caminar de rodillas entre el gentío, para
encontrar al dichoso niño.
Según caminaba, iba pegando voces a ver si me
oía……….CHENCHO, digo JUANIIIIIIIIIITO!!!.
La gente al verme pasar a la altura de sus rodillas, tuvo
varias reacciones:
Una señora me sacudió con el bastón, mientras me llamaba
depravado.
Un señor me pisó una mano y en vez de pedirme disculpas, me
dijo que delante de él no se colaba nadie.
Una niña empezó a llorar, mientras gritaba a su madre, que
ahí abajo había un señor mirándole las bragas.
La madre sin más miramientos me sacudió un rodillazo y yo
al caer, intenté sujetarme a algo, con tan mala suerte, que lo hice en el
hábito una monja que esta cerca. El hábito dejó al descubierto un hermoso liguero…..
La monja empezó a gritar y todo el que estaba a su
alrededor también, hasta que llegó un policía municipal, que me vio tirado en el
suelo. Mientras el gentío me señalaba y gritaba, el policía llamó a
los del SAMUR, pensando que me había dado un "`patatus".
El equipo del SAMUR, que estaba muy cerca de allí, llegó en dos segundos y se puso manos a la obra. La más gorda de las sanitarias empezó a hacerme el
boca a boca y a masajearme el pecho como si quisiera sacar petróleo. Otro de
los enfermeros sacó el desfibrilador y apartando a la gorda, me sacudió dos
descargas de 400 voltios, lo cual, en
vez de reanimarme, me dejó para el arrastre.
Yo quería huir de allí, así que cómo pude me zafé de los sanitarios, agarrándome al cinturón del policía municipal, con tan mala
fortuna (y ya van muchas), que la pistola del policía calló al suelo, se
disparó y le pegó un tiro a un camello en una de sus patas. El camello
cayó……….el paje que iba encima (descanse en paz) también y la carroza de
Gaspar que iba justo detrás, arrolló a ambos.
La gente empezó a huir despavorida ante la dantesca imagen,
mientras Gaspar caía por uno de los lados de su brillante carroza.
Y allí, tumbado en el suelo, ví por fin a Juanito, que se
había colado hasta la primera fila de aquel gentío.
El pánico hacía correr a la gente de un lado para otro, lo
cual aproveché para coger a Juanito y desaparecer de allí.
Y ahora Cata, puedes volver a preguntarme, cómo empezó el
año para mí?.
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