jueves, 8 de enero de 2015

Capítulo 38 - Menuda Nochevieja

Hola Cata.

He visto tu nuevo perfil y tu hija, o eres muy inocente o tonta de remate.

Pero cómo se te ocurre poner eso????.

Y encima te extrañas que te digan esas cosas?.

En fin, te escribo, porque quiero contarte como pasé la Nochevieja.

La noche empezó bien, pues me habían invitado a una fiesta, que se presuponía interesante, pues acudirían a ella muchas chicas solteras y claro, pensé que podría ser una buena oportunidad para encontrar, cuando menos, a alguna chica agradable.

El local estaba muy bien decorado para  la ocasión y la música era muy de los 80, justo la que me gusta, así que todo empezaba muy bien.

La sala empezó a llenarse de gente, todo el mundo estaba contento y mis amigos empezaron a presentarme a todo aquel que llegaba.

“Mira Javi, te presento a Susana”.

“Hola Susana”.

“Hola Javi”.

Mis amigos y sabiendo mi condición de nuevo soltero, intentaban “venderme”, pero no sé si lo estaban haciendo muy bien.

“Susana, Javi está soltero, es un tío muy majo, le han dejado hace poco, pero de verdad que es muy majo. Es un poco hipocondriaco, tiene vértigo y mete la pata a veces, pero de verdad que es muy majo”.

“Qué bien” dijo Susana, mientras me miraba con cara rara y se dirigía hacía el otro lado del local.

“Joer Juan, pero cómo se te ocurre decirle esas cosas?, No ves que la has asustado?”.

“Jajajaja Javi, que poco sentido del humor tienes”.

“A ver Juan, que si dices algo de mi, prefiero que sea algo agradable hombre!!!!”.

“Bueno chico, tu mismo, hala, si no te gusta como te presento, hazlo tu mismo.”.

Y allí me quedé, en mitad de aquel torrente de gente que no paraba de entrar en el local.

Para no quedarme en medio, me dirigí a la barra y pedí una bebida.

“Hola, me pones una Fanta?”.

“Jajajaja, si claro, una Fanta con chispa no?”.

Si si, la chispa era un lingotazo de Vodka, que dejaba poco lugar en el vaso para la Fanta”.

No estaba mal aquella pizca de Fanta bañada en Vodka.

El primer trago fue duro, me costó tragarlo, pero a partir de ahí, la Fanta entraba bien, así que continué con mi bebida.

La música empezó a sonar cada vez más alta, y mi alegría aumentaba con cada trago de aquella bebida.

Llegó un momento en el que mis piernas empezaron a moverse solas y al compás de la música, y mis brazos seguían el ritmo, mientras mi mente estaba cada vez más liberada.

Se acercó a mí una chica y comenzó a hablarme.

“Hola, me llamo Esmeralda”.

“Hola Esmeralda, me llamo Javi, te apetece tomar algo?”.

“Si claro”.

“Pues ven que te invito”.

“Jajajaja, Javi, que gracioso eres.”.

“Por?”.

“Porque es barra libre…jajajaja”.

“Ah, ja……..ja, claro, perdona no me acordaba, pero de todas maneras, te apetece tomar una copa?”.

“Si, claro”.

Nos dirigimos a la barra, no sin tener que esquivar a las treinta personas que impedían llegar hasta ella.

“Que quieres tomar?”, dije de nuevo.

“Pídeme un mojito.”.

La música estaba cada vez más alta y mi capacidad auditiva cada vez más baja.

“Camarero, póngame un mosquito para ella y para mi una Fanta (guiñé un ojo de manera cómplice, para que me pusieran otro cañonazo de vodka).

“Perdón", dijo el camarero, "Dijo un mosquito?”.

“Si eso dije”.

“Pero y qué es un mosquito?”.

“Esmeralda, que dice el camarero, que qué es un mosquito?”.

“Mosquito, no, MOJITO!!!!”.

“Ah un mojito, vale”.

“Camarero, un mojito!!!”.

“Marchando un mojito”.

Una vez con las bebidas en la mano, Esmeralda y yo nos dirijimos al centro de la pista de baile.

Qué buena estaba esta segunda Fanta y que fresquita.

La Música estaba cada vez más alta y me costaba entender lo que Esmeralda decía, así que sonreía continuamente y sin entender ni jota de lo que me estaba diciendo.

“Esmeralda y qué tal ha sido el año para ti?”.

“Pues no ha sido uno de mis mejores años”.

“Jajajaja”, respondí yo.

Ella, puso cara rara.

“El mojito está fuerte?, porque has puesto una cara rara”.

“No, el mojito bien, pero es que te dije, que el año no me fue bien!!!!!.”

“Jajajaja, que bien!!!!!.

“ Que no, QUE NO FUE BIEN!!!”.

“JAJAJAJA, me alegro por ti!!!!.

“Pero oye!!!”.

La Fanta estaba haciendo estragos en mi capacidad de entendimiento, lo que unido a mi sordera, provocó algún que otro malentendido.

Además el volumen de la música era ensordecedor.

Dado que yo no bebo alcohol habitualmente, y que llevaba ya dos “Fantas”, mi lengua empezaba a no ser capaz de articular palabras inteligibles.

“Edmeradda, quiedo que zepaz, que ered una zica mu guadpa”.

“Que dices, que no te entiendo?”.

“Que ne guztad musssoooo”.

“ Qué te qué?”.

“Que edez u edcanto de mujed”.

“Qué hiedo a qué?”.

“Zi ezo ma hielo”.

“Vamoa tomad otra copita”.

“Mira chico, no te entiendo, así que voy a ver a una amiga que acaba de llegar”.

“Zi, zi, acabo de cenad”.

“Vi como Esmeralda se dirigía hacía, creí yo a los baños, así que me fui a la barra a pedirme otra Fanta.

“Camadada, digo camadero, póngame una faja, digo una Fazta”. (Guiño de ojo y risa boba, con contoneo de caderas, para mantener el equilibrio y disimular el colocón que llevaba.”

Vaso en mano y como pude, me dirigí de nuevo a la pista de baile, aunque cuando llegué a ella, la mitad de la Fanta estaba esparcida por el camino.

“Hoda Ezme”

“Hoda, no zoy Ezme, zoy Guada”.

“Guada pozque no te lavaz? Jajajajajaja.”

“No, Guada de Guadalupe”.

“Aaahhhh……..jajajaja”. “Y qué te cuentaz Guada………jajajaja”.

“Puez mira, aquí cedebrando la nocevieza.”

“Ah que bied, do tamdied”.

“Ode Guada……….jajajajaja, tu apedido no cerá quivir no?..............jajajaja”.

“Tu ta tonto”.

“Nooooooooooooooo, no toy zoddo, ed que me he bebio tes, zi y digo tes Fantaz y la cadbeza me da vuertaddd y vuertaddd……………..jajaja”.

“Y ad venío sodo a la fiezta?”

“No, que va, cuaddo enté, oía bien”.

“Oye y no te guztadia id a un zitio mad trandzquilo?”.

“Zi, edzquío end zieda nevaza”.

“Qué dicez?”.

“Zi, que ezquío”.

“Buedno, puez vazmoz a zentadnoz”.

“Guada” y yo nos fuimos a un sillón que había en una zona apartada de la pista de baile.

Una vez sentados, ella se acercó a mí y comenzó a besarme.

Y yo, me quedé dormido……………..

A la mañana siguiente, la señora de la limpieza me despertó y yo me fui a casa, con un dolor de cabeza de mil demonios y con la firme promesa, de no volver a beber Fanta.


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