Estuve dos horas esperando bajo
ese Sol abrasador en la puerta de “El Grano” y después de preguntar a no menos
de 30 mujeres si eran Esperanza, la mía, mi esperanza, se terminó por diluir,
así que no tuve más remedio que marcharme a casa.
Prefiero no acordarme de las
sensaciones tan “agradables” que produje a los viajeros que me acompañaron
durante mi vuelta al hogar, aunque no puedo obviar que mi hedor produjo varios
desmayos y no pocos vómitos, así como la salida en estampida de todos los
viajeros de mi vagón, en cuanto éste paró en la siguiente estación.
Cuando llegué a casa, había un
mensaje en el contestador de mi teléfono fijo:
“Hola Javi, soy Esperanza.
Perdona pero no tengo el número
de tu teléfono móvil, así que no he podido avisarte antes y por eso te dejo
este mensaje.
Justo cuando iba a salir de casa,
me llamó el vecino de abajo y me dijo que le estaba inundando.
Bajé a ver y efectivamente alguna
de las tuberías de mi casa debía haberse roto, porque el techo de mi vecino parecía
una piscina invertida.
Bueno, ya hablaremos”.
Cogí el contestador y lo tiré
contra el suelo.
Cogí mi ropa y la quemé, que daba
asco como olía.
Cogí………………….y me metí en la cama,
aunque solo fueran las seis de la tarde.
Al día siguiente y cuando
desperté, solo podía pensar en llamar a Esperanza, así que la llamé:
“Hola Esperanza”.
“Hola Javi”.
“Arreglaste ya lo del agua?”.
“Si ya está solucionado”.
“Me alegro”.
“Gracias”.
“De nada”.
“Oye Esperanza, cuando te venga
bien, me gustaría que volviésemos a quedar”.
“Si claro Javi, y perdona por
haberte dejado tirado, pero claro, no podía hacer otra cosa hijo”.
“Si, lo entiendo, no te
preocupes”. (Me rompí dos dientes de apretarlos mientras decía esta frase).
“Y cuando crees que podremos
quedar Esperanza?”.
“Si quieres, mañana mismo”.
Mi cara cambió de expresión al
oír aquellas palabras.
“Me parece bien, dime dónde?”.
“Conoces la discoteca “Aires”?,
la que está en la calle David Anchoa?”.
“No la conozco, pero sabiendo la
calle ya me encargo de buscarla”.
“Vale, pues nos vemos allí mañana
sobre las 22 horas, si te parece bien”.
“Si claro, allí estaré”.
“Pues hasta mañana entonces”.
“Hasta mañana”.
Ahora ya me sentía mejor, por lo
menos Esperanza quería quedar conmigo.
Al día siguiente, estaba yo a las
21:30 en la puerta de entrada de la discoteca “Aires” de la calle David Anchoa ,
cuando de pronto, apareció una mujer de tez morena, enormes ojos y unas caderas
que daban vértigo verlas.
“Hola, eres Esperanza verdad???”.
A lo que ella contestó: “Si
claro”.
Sin poder evitarlo, me acerqué a
ella y le di dos besos en la cara.
Ella me sonrió y me dijo: “La
verdad es que eres un chico muy majo”.
“Gracias” dije yo. “Tu eres una
mujer preciosa”, añadí.
“Oye Esperanza, en vez de entrar
aquí, que seguro que no podremos ni hablar, por qué mejor no vamos a un sitio
más tranquilo?”.
“Claro que si, vamos donde te parezca
mejor”.
Caramba! Pensé para mis adentros,
así da gusto.
Fuimos andando calle abajo
mientras hablábamos de nuestras cosas.
Esperanza era un encanto, sonreía
por todo, tenía una excelente conversación y era guapa de morirse.
Ahora sé
porque me gustaba tanto desde el principio, es que tengo un ojo estupendo para
esto de ligar, bueno lo tengo a partir de hoy, porque hasta ahora, el ojo lo
debía tener seco.
Fuimos a una pequeña cafetería y
tomamos café con leche.
Yo estaba encantado con la
compañía de aquella mujer y creo que ella también estaba encantada e incluso
empecé a percibir, que ella estaba empezando a enamorarse de mí.
Terminados los cafés, yo propuse a
Esperanza que cenáramos en un pequeño pero coqueto restaurante que hay cerca de
mi casa, a lo que ella me respondió con un “SI” rotundo.
Lo pasamos en grande y cenamos de
maravilla y yo creo que ninguno de los dos se había reído tanto en su vida.
Terminada la cena, me lancé:
“Esperanza, ya sé que acabamos de
conocernos, pero y si no te parece demasiado atrevido, me pregunto si te
gustaría tomar una copa en mi casa?. Es que está aquí al lado y así podremos
rematar esta noche tan especial”. (He dicho rematar?, joer, cada vez me peleo
más con las palabras).”
Pero Esperanza, en vez de
mandarme a la mierda, esbozó una preciosa sonrisa y me dijo: “Estaré
encantada”.
Ufff, casi se me sale el corazón
al oír ese si.
Subimos a mi casa y le dije a
Esperanza que se pusiera cómoda, y que mientas yo, prepararía un par de
cócteles.
Tardé unos cinco minutos en
preparar la bebida y cuando regresé al salón, vi a Esperanza que estaba tumbada
en el sofá, solo con un par de medias altas terminadas en un liguero, un tanga
y un sujetador que no dejaba lugar a las dudas.
Yo con cara de idiota (como
siempre), me quedé con la boca abierta, mientras mi amada Esperanza decía:
“Bueno chato, creo que ya va siendo hora que me pagues el servicio.
Ya me dijo Mauricio que eras un
tipo un poco especial y vaya que si lo eres, pagar 500 euros a una prostituta por invitarla a cenar, ya te
vale!!!!!.”.
No sé que sonó primero al caer,
si los cócteles o mi cuerpo desmayado, lo único que recuerdo después de eso, es
ver mi cartera abierta y vacía de dinero.
En el contestador parpadeaba una
luz, indicando que había algún mensaje. Me acerqué a él, pulsé “play” y una voz
de mujer dijo: “Hola Javi, llevo dos horas esperándote en la puerta de “Aires”
y tu no apareces, ya veo que no te intereso los más mínimo, así que me marcho y
no vuelvas a llamarme…………IMBÉCIL!!!!!!!!!!!!!!!!.
jajaja,,,,,,yo creo que contestaba por cualquier nombre......jajaja....la proxima vez pidele el numero del telefono movil....jajaja
ResponderEliminarPues acabas de darme una idea !!!!!!!!!!!..........................jajajajajaja.
ResponderEliminarGracias como siempre Mike.