domingo, 28 de junio de 2015

Capítulo 76 - La Ruta de Senderismo

Hola Javi, aquí estoy en reposo, no te voy a decir qué me duele, porque no lo sé exactamente, o mejor dicho, acabo antes, diciéndote lo que no me molesta, ¿las pestañas, quizás? Sí, eso, siempre que no cierre los ojos, claro. Bueno te preguntarás qué me ha pasado, pues te cuento:

Como estaba tan triste por mi última movida con Alberto, mi amiga del alma me apuntó con ella a una ruta de senderismo con su primo Javier, que es guía de montaña, además de recién separado…..

Tuvimos que subir en el coche hasta el punto de partida desde donde íbamos a realizar la caminata. Así que allí estuvimos a las 9 de la mañana.

Como nadie me explicó nada, yo iba vestida como pensaba que sería mejor para la ocasión: pantalón corto, botas katiuskas con calcetín gordo, gorra y mochila con de todo….. Lo malo es que mi indumentaria era prestada y entonces, así me pasó:

Ø  Los pantalones de la talla 38, pues eso, que me apretaban el….., pero con no respirar muy profundo y llevar un botón desabrochado, asunto resuelto. El llevar las piernas embutidas se podía soportar.

Ø  Las botas, de mi hermano, feas, viejas y grandes, del número 41. Pero yo me puse dos calcetines gordos y así no se movían tanto los pies por la bota, solo un poco, pero cuestión de controlar con pasos cortitos y firmes.

Ø  La gorra, me la había prestado mi amiga, como el pantalón, pequeña, como para su cabecita en forma de hueso de aceituna, no muy adaptable a mi cabeza grande y con mucho pelo, pero después de varios esfuerzos entre las dos conseguimos encajarla, preferí no pensar en aquel momento, como me sacaría aquella gorra de mi cabeza sin levantarme la tapa de los sesos.

Ø  La camiseta, lo único que era mío, bien, muy propia, por el dibujo de Micky Mouse haciendo escalada, je,je.

Ø  La mochila, muy grande, tanto que mirándome por detrás no se me veía la cabeza, vamos que sólo se divisaban un bulto muy grande, un culete y unas piernas andando. Yo la llené a tope de cosas para aprovechar el espacio…., me daba pena llevarla vacía, así que metí lo siguiente:

Botella de agua de 2,5 litros,
4 bocadillos de media barra de pan cada uno (por si alguien no llevaba y para invitar al primo de mi amiga, por tener un detalle).
½ Kg. De plátanos.
½ Kg. De naranjas
2 bolsas de frutos secos.
1 forro polar
1 chubasquero
1 cambio entero de ropa (incluyendo zapatillas de deporte)
1 linterna
1 botiquín con de todo
1 saco de dormir.
Utensilios varios…

Vamos que cuando me vio aparecer el primo de Ana, lo primero que me dijo fue:

“Vaya Cata, ¿has aprovechado para irte de casa? Porque te has traído la casa entera, ja,ja,ja”

“Bueno Javier, yo soy muy previsora, quién sabe si nos hará falta algo”
Y si nos hizo falta, si…..

Bueno, comenzamos la caminata, yo con una energía impresionante, estaba muy contenta con la idea de hacer mi primera ruta de senderismo y además, Javier, el guía, estaba bastante majete y no se separaba de mi lado, así que iba encantada.

El único problema es que con el peso de la mochila el cuello se me había caído para abajo y no podía levantar la cabeza, para mirar al frente, ni mucho menos para mirar a Javier, con lo cual, después de darme de frente con dos árboles, el chico me iba avisando, cada vez que se acercaba un “obstáculo frontal”

Por el contrario, el suelo lo tenía super controlado, era el único lugar donde podía mirar.

La ruta se fue desarrollando con normalidad, hasta que llegamos a la bajada del sendero ¡ay la bajada del sendero! Eso era como pabernos matao, empinada como el tobogán más heavy del Aquopolis, pero eso no se podía bajar sentado, no quedaba más narices que hacerlo de pie, o rodando….

Todos empezaron a bajar sin problemas, como expertos, hasta mi amiga Ana, ¡yo estaba flipando! Pero no era capaz de dar un paso, entre el vértigo de mirar para abajo y que cada vez que intentaba dar un paso, la mochila se me vencía y parecía que me iba a dejar los morros en el suelo, me estaba poniendo malita.

Para disimular, me agarré a un árbol y puse la excusa de que se me había metido algo en una bota. Javier se quedó conmigo para no dejarme sola, todo un caballero, al menos eso parecía, pero cuando dejamos de divisar al resto del grupo, se abalanzó hacia mí con tal ímpetu que si no llega a ser por la amortiguación de la mochila, hubiera dejado la huella de mi espalda en el tronco del árbol.

Empezó a besarme y a tocarme por todos los lados y a mí me pilló esto de tal sopetón que comencé a defenderme dándole a diestro y siniestro pero sin conseguir quitármele de encima.

De repente, debido al esfuerzo por el forcejeo, se me estalló el botón del pantalón, y se me cayó hasta los tobillos, dejando a la vista mis braguitas brasileñas y entonces el salidorro empezó a gritarme “¡si, si, sabía que te gustaría, ya me dijo tu amiga que estas muy necesitada!”

Manda narices, ten amigas para esto….

Entonces decidí acabar con el ataque sexual que no me estaba molando nada, por la brusquedad y sin permiso, con lo pudorosa que yo soy, así que me giré con fuerza, como si fuera un miembro del Equipo A y le pegué tal mochilazo al guía en la cara que cayó redondo al suelo y empezó a rodar para abajo por el sendero.

Yo, en mi intento de ayudarle para que no siguiera cayendo, también rodé detrás de él, parecíamos dos croquetas empanándose.

Cuando por fin llegamos abajo, donde había una llanura, nos encontramos con las miradas atónitas del resto del grupo.

Javier era un chico fuerte y preparado, así que se levantó sonriendo como si nada.

Yo sólo conseguí levantarme 10 minutos después. No tenía botas, ni pantalón. Mis piernas estaban magulladas, llenas de hojas y barro, vamos que parecía que venía de una misión militar en la selva. Lo único que conservaba era la jodía mochila y la gorra estrujándome la cabeza.

Aunque como  el chiquito de la calzada,  afortunadamente, pude andar lo suficiente para llegar a un bar próximo donde me quedé sentada a la espera de que mi amiga fuera a por el coche para venir a recogerme.

Javier, el guía de montaña, no ha vuelto a hablarse con mi amiga, su prima, de hecho, dice que se ha ido unos meses al Tibet, a pensar….


 Mejor, a ver si allí se le relajan las ideas y lo demás…..

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